TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
jueves, 24 de diciembre de 2015
miércoles, 16 de diciembre de 2015
CONSEJOS PARA LA NAVIDAD CON NIÑOS CON TDAH
Os
presentamos una serie de ideas y recomendaciones para hacer que las fiestas navideñas
no se conviertan en una época estresante, sino en unas vacaciones para
disfrutarlas de verdad:
Estructurar
el tiempo
Los síntomas
del TDAH no se van de vacaciones. Aunque los niños no tengan que ir al colegio
siguen siendo hiperactivos. No olvidéis que durante las vacaciones, el hecho de
tener el tiempo menos estructurado puede hacer que los síntomas sean más
evidentes.
Planificar
las actividades
Planificar y
estructurar el tiempo de vacaciones le ayudará a no tener que improvisar lo
que tiene que hacer.
Hacer un
calendario para las vacaciones
Preparad un
calendario para los días de vacaciones y ponedlo en un lugar visible. Incluir
los días festivos, celebraciones familiares, visitas, excursiones y otras
actividades.
Mantener la
rutina
Mantened sus
rutinas en todo lo posible. Es importante planear las actividades en función de
las costumbres de vuestro hijo. Mantened los horarios de comidas y sueño.
Explicar qué
vais a hacer
Informadle de
las actividades, especialmente aquellas que sean diferentes a las habituales y
le saquen de su rutina. Explicarle qué es lo que se hará́, dónde, con quién y
lo que durará. Especialmente de aquellas situaciones en las que le pueda
resultar más complicado comportarse.
Actividades
sí, pero no en exceso
No le
sobrecarguéis de actividades. Un exceso de actividades puede estimularle
demasiado. El cansancio y la excitación pueden empeorar los síntomas del TDAH.
Tener
paciencia
Recordad que
aunque esté de vacaciones, lo que le ocurre a vuestro hijo no es voluntario ni
intencionado. Conviene ser comprensivos con ellos en unos días tan especiales.
Hacerle ver
que los comportamientos tienen consecuencias
Dadle
instrucciones breves y sencillas para que le resulte más fácil de entender. Aclaradle
las consecuencias de su comportamiento, tanto del adecuado como del inadecuado.
Ayudar en los
preparativos Navideños
Implicad a
vuestro hijo en los preparativos de la Navidad. Fomentadle que participe en la
elección de las actividades, que colabore en los adornos, envolviendo regalos,
e incluso en la preparación de alguna comida sencilla.
Administrar
los regalos
Abrid los
regalos en algún lugar tranquilo. Todos los regalos juntos pueden ser una
tentación irresistible. Ayudadle a que los abra de uno en uno. Permitid que sea
el propio niño el encargado de repartir los regalos, y que ayude a
envolverlos.
No abusar de
los dulces
Cuidado con
los dulces navideños. El aburrimiento y la impulsividad pueden hacer que se
abuse de los dulces.
No abandonar
el tratamiento farmacológico
Seguid las
indicaciones del médico en cuanto a la medicación, no la abandonéis por vuestra
cuenta pensando que en vacaciones no es tan necesaria por no haber tantas
responsabilidades pues son días con muchas distracciones, menos rutinas, menos
organización y precisamente, a lo mejor, la medicación se hace más necesaria.
Tiempo para
descansar
Descansad. Es
muy importante que os toméis algún tiempo de descanso.
FUENTE.
Antonio Pelaz
Antolín. Coordinador de la Unidad de Psiquiatría Infantil del Hospital Clínico
San Carlos. Madrid.
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VACACIONES
viernes, 4 de diciembre de 2015
TDAH EN PRIMERA PERSONA
Hablar de TDA
y TDAH es complicado ya que es un tema polémico.
Encontramos los incrédulos que
niegan la existencia de tal trastorno, los que etiquetan a cualquier niño
movido y con carácter difícil de sufrir este trastorno, y los profesionales que
lo conocen y lo saben tratar.
Más allá de
lo que piensen los unos y los otros, estamos los padres y la sociedad en
general que debe saber que este trastorno existe, y no lo digo como profesional,
ya que en este artículo voy a hablar como protagonista, en primera persona.
Me
diagnosticaron tener TDAH, de manera muy tardía. Antes en España no se sabía
mucho de este trastorno y, por tanto, desde mi primer colegio (he visitado
varios) se me invitó a ver un psicólogo, ya que tenía comportamientos
“extraños” y no se me detectó. Se habló de mano más dura conmigo, de más
control y mucha represión… no voy a entrar en los detalles, y las
consecuencias, tanto para mis padres como para mí, de dichos consejos. En un
colegio posterior se me llamó hija del demonio, por no saber estar sentada una
hora entera en mi silla escuchando una monótona y tediosa clase de historia.
Con lo fácil que hubiera sido que me mandasen ir a buscar tiza… éste ha sido
uno de los recursos que más he utilizado con mis alumnos, hacerlos mover un
poco con cualquier excusa y luego seguir con la clase tan ricamente.
Voy a hablar
del TDAH en primera persona para explicar que somos personas normalmente muy
sensibles, y la realidad externa (o sea lo que piensan los demás de nosotros,
lo que nos dicen y nos hacen sentir) nos afecta mucho, igual en exceso. Ya para
empezar nos cuesta entendernos a nosotros mismos, de ahí que muchas veces nos
rebotemos ante cualquier crítica, en vez de analizarla y sacar algún
aprendizaje. Con una buena terapia lo aprenderemos a hacer.
Somos
personas pasionales y cuando algo nos interesa podemos perder la noción del
tiempo y hasta del espacio pero, también de repente, ese interés desaparece y
necesitamos nuevos retos. Así que es importante aceptarnos con nuestros más y
nuestros menos, nuestros altibajos, y saber que esta característica va a seguir
a lo largo de nuestra vida, así que, ya que sabemos que nos va a acompañar
debemos adaptarnos y buscar estudios y trabajos que nos permitan retos
constantes y continuados.
Como TDAH,
profesora de ellos y ahora coach tengo algunos consejos que os pueden funcionar
y quiero compartir con vosotros:
- Los grupos numerosos, por norma general, nos hacen sentir incómodos. De este hecho he sacado mi propia conclusión que es que, desde pequeños, en las fiestas y las celebraciones a las que nos han invitado (hay muchas a las que no nos han dejado ir, nos han boicoteado o nos han dejado sin invitación cuando todas nuestras amiguitas iban…. ahí lo dejo), no nos hemos sabido comportar como las normas establecidas y el protocolo nos exigía. A fuerza de palos, reproches y hasta de sentirnos repudiados hemos ido aprendiendo, pero es una manera un poco cruel de hacerlo…
- Me he dedicado 17 años a ser profesora de secundaria y bachillerato y por el tipo de colegio al que fui a pedir empleo de manera totalmente premeditada, me he encontrado con muchos casos de TDA y TDAH. Quería que mis alumnos entendieran que no son bichos raros, que no son malas personas. Simplemente, si se les explica bien qué tipo de trastorno tienen, de qué manera pueden aprender y que no se sientan culpables, pueden aprender y mejorar con el tiempo. Hoy las cosa han cambiado mucho pero la comprensión hacia este trastorno tiene aún mucho camino por recorrer, y los grandes sufridores son los que lo padecen y, de manera muy directa, sus madres y padres. Ellos también sienten el repudio incluso de familiares que no entienden a estos niños. No faltan nunca las etiquetas de niños maleducados, se juzga a los padres de permisivos (cuando estos padres posiblemente trabajan duramente con sus hijos para conseguir que sigan las normas sociales establecidas) y, cuando están en grupo, para no crear más tensión, deciden callar o irse antes de recibir otra reprimenda por el comportamiento de sus hijos.
- Tener en casa unos hábitos y unas rutinas estrictas (aunque al principio nos cueste mucho adquirirlos), con el tiempo nos darán seguridad, y nuestra casa se convertirá en nuestro gran refugio. La improvisación, los cambios de planes en el último momento nos alteran de mala manera.
- Practicar un deporte dónde la disciplina y la concentración sean importantes: podemos hablar de unas artes marciales, ballet, atletismo… muchas veces se apunta a est@s niñ@s a hacer de deportes en equipo para que aprendan a sociabilizarse mejor ya que es uno de nuestros puntos débiles. Yo aconsejo que sea de más mayores cuando ya sepamos mejor controlar nuestros impulsos.
- Las advertencias, las reprimendas u observaciones que se nos hagan han de ser en el momento en el que cometemos la falta (luego se nos olvida). Las consecuencias a nuestros actos, igualmente, han de ser al momento (si es posible). No controlamos muy bien el tiempo y, si se nos reprende muy posteriormente, nos invade un sentimiento enorme de injusticia. Y ya sé que somos cansinos y podemos hacer perder la paciencia a un santo, pero si se nos habla con cariño y se nos explica con amor qué consecuencias provocan nuestras actitudes en los otros, lo llegaremos a entender!!!
Otros consejos
útiles para convivir con un TDAH
Cuando
diagnostican a un hijo/a de TDAH, puede parecer que el mundo se nos cae encima.
Ante cualquier problema debemos pensar de qué manera podemos ayudar y la
actitud que tomemos delante de este (o cualquier) problema es fundamental. Los
padres, en este caso, son ¡¡¡VITALES!!!
De mi propia
experiencia y con la ilusión e intención de que os sirva hago una lista de
consejos:
- Afrontar el trastorno JUNTOS y seguir las mismas pautas y criterios. Éste es uno de los puntos más importantes. En mi experiencia como profesional he observado que si los padres van a la par, delante de cualquier problema con sus hijos, éste es más llevadero y se consiguen mayores éxitos. Si cada uno lo ve desde su propio prisma y actúa en consecuencia sin poner en común los criterios, el niño o adolescente se pierde con mayor facilidad.
Así que lo
primero es tener una charla con nuestra pareja y decidir cuáles serán las
normas que se van a aplicar en casa. Si hacemos extensible a otros miembros de
la familia estas normas y conseguimos su colaboración, mejor aún. Cuántos más
implicados tengamos alrededor más llevaderos serán los momentos difíciles.
- Las normas. No debemos abarcar muchas cosas a la vez, ya que no conseguiremos llegar muy lejos, es mejor empezar con pocas normas y una vez se han convertido en hábito ir añadiendo más. El tiempo, la madurez que vaya adquiriendo nuestro hijo y toda nuestra resilencia (= capacidad para resistir y aprender de las adversidades) harán que las cosas mejoren poco a poco. Estas normas deben ir encaminadas a crear una rutina básica a nuestros hijos. Al principio puede ser muy cansino ya que el trastorno de nuestro hijo hará que las olviden con facilidad (no lo hacen para fastidiar. Sencillamente es una de las conductas asociadas al trastorno). Se pueden hacer dibujos, murales que recuerden las normas y colgarlos en un sitio bien visible para que las recuerden o vayan a consultar en cualquier momento, (que participen en hacer los dibujos y los murales es importante!!). Con los adolescentes no haremos dibujitos, pero sí haremos horarios como los del colegio, escribiremos mensajes con la misma función o incluso crearemos contratos.
Ejemplos
útiles:
-Tener el
mismo horario siempre de comidas, meriendas, cenas, duchas, deberes…
- Antes de
acostarse organizar todo lo que necesitarán para el siguiente día: ropa que se
van a poner, revisar mochilas con todo lo que van a necesitar…
-Intentar que
descansen o hacer algún tipo de rutina relajante antes de ir a la cama. El
sueño muchas veces está alterado en este tipo de trastorno y debemos ayudar a
propiciarlo.
- Explicar las normas. Una vez hemos decidido las normas, se deben explicar. Nuestra indicación debe ser lo más corta y clara posible, no nos extendamos en las explicaciones ni divaguemos. La sencillez es la clave del éxito y, una vez las hemos explicado, debemos asegurarnos que se han entendido. La manera siempre es la misma, se pide al niño que repita las instrucciones y veremos su grado de comprensión. También debemos buscar su compromiso.
- Recordatorios. Para no repetirnos constantemente, si dejamos dibujos o notas por la casa a modo de recordatorio no seremos taaaaaaaaaaaaaaan sumamente cansinos, Por ejemplo, yo al lado de la puerta de salida de casa tengo una nota dónde me recuerda que antes de salir debo repasar:
- Luces, fuegos y demás apagados.
- Llaves de casa en el bolso.
- Móvil en mano. (Es una de las herramientas
que más me ayudan en mi trastorno; con mi agenda, mis alarmas, mis
recordatorios y mi cámara de hacer fotos, intento fotografiar las cosas
importantes ya que tengo memoria visual y con las imágenes recuerdo mejor).
- Terapia en casa. Seguramente nuestro hijo/a seguirá algún tipo de terapia para mejorar su evolución y en casa debemos reforzar esta terapia. Así que marcaremos las conductas inadecuadas y les explicaremos como mejorarlas.
El refuerzo
positivo es muy eficaz en casi todos los casos, pero en éste más. Este refuerzo
se tiene que dar en el mismo momento que nuestro hijo ha conseguido modificar o
controlar una conducta a través de:
Atención
positiva: muchas veces prestamos más atención a nuestros hijos cuando hacen las
cosas mal que cuando las hacen bien, pues practiquemos lo contrario con ellos,
hay veces que debemos mirar hacia otro lado cuando cometen un error y mirar,
sonreír y aprobar cuando lo han hecho bien.
Alabanzas:
siempre se les está diciendo todo lo que
hace mal y parece que cuando lo hacen bien es su obligación. Sí, lo es, pero no
está de más que se les reconozca y más si hay un esfuerzo y un trabajo de
autocontrol detrás.
Recompensas y
privilegios: de cualquier tipo, como premiarlos con su plato preferido o
llevarlos al cine a ver esa peli que tanto han pedido. Otro ejemplo: hoy serás
tú quién decida qué vamos a hacer la tarde del sábado o quién decida que peli
veremos juntos o a qué jugar.
¡Debemos
intentar que estos refuerzos sean frecuentes!
- Aprender. Como padres estamos obligados a prender de este trastorno, por tanto hay que informarse, leer y aprender. Incluso podemos seguir una terapia paralela a la suya.
También
debemos aprender a manejar nuestras propias emociones, sobre todo las negativas
(enfado, culpa, amargura…) e intentar mantener una actitud lo más positiva
posible.
Cuando nos
quedamos anclados en el problema no vemos posibles soluciones, así que debemos
centrarnos en buscarlas y hacer partícipes a los afectados. Muchas veces
sorprenden las soluciones que encuentran ellos.
¡Todos
Sumamos!
Autora: Samantha Biosca – coaching de
familia
FUENTE:
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TDA,
TDAH,
terapia
domingo, 22 de noviembre de 2015
ISABEL ORJALES: Intervención psicoeducativa en Primaria para afrontar la Secundaria
Intervención
psicoeducativa en Primaria para afrontar la Secundaria
Consejos de la pedagoga Isabel Orjales
Los alumnos con TDAH necesitan un programa de reeducación individualizado para superar con éxito la educación obligatoria.
Redacción.
Madrid 13/11/2015
Los niños con
TDAH no solo son capaces de terminar la Educación Primaria, sino de acabarla
con unas condiciones cognitivas y emocionales aceptables para comenzar la
Secundaria y construir la base que posibilita que accedan al Bachillerato. Eso
sí, Isabel Orjales, doctora en Pedagogía y profesora de Psicología de la UNED,
recuerda que para lograrlo necesitan un programa de reeducación adaptado a sus
necesidades individuales que les permita llegar en las mejores circunstancias.
¿Por qué es
recomendable una intervención psicoeducativa en Primaria para que los alumnos
con TDAH afronten con posibilidades la Secundaria?
No diría que
es recomendable, diría que es imprescindible. Eso sí, diseñada de forma
individual, según las necesidades y edad de desarrollo de cada alumno. El TDAH
pone la zancadilla al aprendizaje porque genera lagunas en la formación;
estilos de aprendizaje impulsivos, desorganizados y poco productivos (que, si no
se hace algo, se van consolidando durante toda primaria), estrés por el
esfuerzo de dedicación extra; rechazo a los aprendizajes; y un gran sentimiento
de pobre autoeficacia y baja autoestima, además de una gran tensión en las
relaciones familiares.
Por lo tanto,
al igual que los niños con dislexia necesitan un programa individual específico
para entrenar sus déficits en lectura, además de ciertas adaptaciones para el
trabajo en el aula y los deberes, los niños con TDAH necesitan un programa de
reeducación adaptado a sus necesidades individuales que les permita llegar en
las condiciones más idóneas posibles a la Educación Secundaria Obligatoria
(ESO), además de las adaptaciones ahora reconocidas por el ministerio. Porque se
puede terminar Primaria, pero también se puede terminar en condiciones
comportamentales, cognitivas y emocionales aceptables para comenzar la ESO y
construir la base que posibilita el Bachillerato.
¿Es
preocupante la cantidad de escolares con dificultades para acabar la
Secundaria?
Sin duda
alguna, y no solo respecto a los que tienen TDAH. Muchos niños con TDAH llegan
a la ESO gracias a una gran cobertura familiar, muchas horas de dedicación (de
ellos mismos y de las familias), con los aprendizajes sostenidos con pinzas,
procedimientos de trabajo todavía muy impulsivos y desorganizados, escasa
autonomía en el estudio, muy baja autoestima, rechazo visceral a algunas
asignaturas y poca tolerancia al fracaso y al esfuerzo, cansados de años de
sacrificio al que no han sacado mucho provecho. Todo ello a pesar de que la sintomatología
nuclear del TDAH (desatención, hiperactividad e impulsividad) haya podido
moderarse mucho, fruto de la maduración neurológica.
En Secundaria más que
preocupar los síntomas nucleares, preocupan las secuelas de haber crecido con
TDAH, es decir, el ajuste comportamental, social y emocional.
Entonces,
¿todos los alumnos con TDAH necesitan una intervención psicoeducativa además de
las adaptaciones metodológicas que se han reconocido oficialmente?
En alguna
medida, todos. Entre los niños que solo tienen TDAH, algunos pueden necesitar
intervención más centrada en habilidades de aprendizaje, pero otros sufren y
requieren medidas para aprender a ajustar su comportamiento, desarrollar
estrategias asertivas e inhibir malas reacciones con los profesores cuando se
frustran. En otros casos primarán las medidas para evitar que crezcan con el
rechazo social y el riesgo de acoso escolar, enseñándoles estrategias de
afrontamiento y mejorando las habilidades sociales que les permitan construir
un grupo de relaciones que le sirvan de apoyo, desarrollo y referencia durante
la adolescencia.
Pero no
debemos olvidarnos de los niños que, además de TDAH, tienen otro trastorno
específico del aprendizaje (antes llamado discalculia, dislexia, disgrafía o
disortografía). En torno al 30 por ciento de los niños con TDAH padece un
trastorno de este tipo que debería haberse diagnosticado a partir de los 8 o 9
años y que hace mucho más urgente la intervención temprana. Lamentablemente,
muchos de estos niños no son diagnosticados y algunos llegan a la ESO
esclavizados por los deberes y los exámenes, con muchas horas de dedicación y
compensados por sus padres –que les confeccionan los resúmenes, por ejemplo–
sin que nadie les haya alertado de que la dificultades constituían ya un
trastorno o, lo que es peor, sin haber tenido tiempo para dedicar horas a lo
que realmente interesaba: su propia rehabilitación.
¿En qué debe
consistir la intervención psicoeducativa?
La
intervención debe partir de la evaluación de cada niño, de su perfil
comportamental, cognitivo, social, emocional y de aprendizajes. Los paquetes
con sesiones de intervención para niños con TDAH estándar son orientativos: el
tratamiento debe ser personalizado e individualizado.
Un buen
programa debe incluir:
- Estimulación/reeducación de las habilidades afectadas.
- Desarrollar estrategias de compensación de síntomas (tomar medidas de prevención, identificar errores, subsanarlos, etc.).
- Trabajar sobre el autoconocimiento y la autoaceptación, primero como persona y, después, como persona que tiene TDAH;
- Medidas para controlar las experiencias de fracaso para prevenir que surja baja tolerancia al esfuerzo y la frustración, el deterioro de la autoestima y llegar a situaciones de indefensión aprendida;
- Desarrollar sus buenas potencialidades.
- Conseguir un rendimiento académico suficiente/satisfactorio.
- Orientación profesional; conseguir unas relaciones familiares seguras, estables y sanas.
- Conseguir relaciones sociales satisfactorias; y medidas para detectar y tratar comorbilidades y prevenir trastornos futuros. Eso implica intervenir con los padres y con los profesores en coordinación conjunta.
¿Tanto
cambian las exigencias de Primaria a Secundaria?
Sí, y el
cambio concierne a múltiples aspectos: la extensión y dificultad de las
materias, el tipo de profesorado, la menor formación en TDAH en Secundaria y la
menor sensibilidad a la atención a la diversidad e, incluso, la inmadura
entrada en la adolescencia de los chicos y chicas con TDAH.
Debemos
pensar que, en la ESO, la cantidad de profesores se incrementa, lo que suele
conllevar un incremento a veces irracional de deberes. El profesorado ya no se
compone de maestros, sino de especialistas: licenciados en matemáticas, física,
biología, literatura… que no siempre imparten la materia en la que son
especialistas, que no han cursado estudios de Psicología o Magisterio y a los
que se les da una formación pedagógica escasa y poco práctica. A la mayoría de
estos profesores les cuesta adaptarse a la docencia para adolescentes, tener en
cuenta su momento evolutivo y les desconcierta especialmente la inmadurez de
los alumnos con TDAH.
¿Los profesores
en Secundaria consideran que el alumno puede valerse por sí mismo y están menos
pendientes de él que en Primaria?
Frecuentemente,
sí. Por dos motivos: por una parte porque es una realidad que los chicos y
chicas de 12 a 15 años son más autónomos y maduros, y pueden responder a sus
demandas; por otra parte porque nadie les explicó que los niños con TDAH no maduran
a la misma velocidad para muchos aspectos que chocan con las exigencias
escolares. Por eso, les cuesta entender que todavía necesiten seguir entrenándose
en organización, planificación y autonomía en el trabajo, y les parece
inconcebible que no apunten los deberes, que reiteradamente olviden material o
trabajos en casa.
Necesitan
formación para que, de entrada, no achaquen a pasotismo la falta de autonomía
en el trabajo, los olvidos y la desorganización; ni a un comportamiento
malintencionadamente desafiante conductas fruto de la falta de inhibición y la
poca tolerancia a la frustración que muchos de estos niños arrastran.
¿Cuál es el
porqué de la asociación ESO-fracaso escolar?
Aunque no
para todos, la ESO puede ser sinónimo del comienzo del fracaso escolar. El
problema va más allá de que se les exijan contenidos más extensos y complejos.
En la ESO, las habilidades básicas de aprendizaje no solo deben estar
conseguidas (por ejemplo, saber escribir con letra clara y ágil, y tener una
lectura fluida), también deberían estar automatizadas. Y eso es algo que
todavía les cuesta a muchos alumnos con TDAH y que hace que cometan errores en
tareas de escritura y lectura complejas (redactar, responder a las preguntas de
un examen o hacer un resumen). En esos casos, no tiene sentido utilizar
estrategias sancionadoras en lugar de los programas de entrenamiento necesarios.
Por ejemplo, se penalizan duramente las faltas de ortografía (bajando la nota
de asignaturas que les ha costado mucho estudiar), bajo la creencia de que de
este modo motivan a los niños a fijarse, sin pensar que activar las reglas
ortografías aprendidas en la memoria de trabajo, a la vez que el chico intenta
no distraerse, responder a preguntas o hacer una redacción con sentido y con la
presión de terminarlo a tiempo, es complejo para un cerebro más inmaduro y de procesamiento
más lento.
Y esas
habilidades deben entrenarse en Primaria.
Cuanto antes,
puesto que se conseguirán más éxitos y será más fácil que el niño incorpore las
estrategias a su modo de trabajar. Por ejemplo, a partir de 3º de Primaria los
chicos tienen que aprender a estudiar y es responsabilidad nuestra que los
niños con TDAH aprendan a hacerlo organizada y reflexivamente. Si esperamos a
6º de Primaria, el niño ya habrá automatizado estrategias impulsivas y
desorganizadas difíciles de revertir. Los niños con TDAH necesitan más práctica
y contención familiar para adquirir rutinas de aprendizaje y estudio (autonomía);
deben aprender a analizar los enunciados de los problemas matemáticos y de las
preguntas de examen de forma efectiva sin saltarse información relevante
(entrenamiento en comprensión lectora); deben ser capaces de realizar un
análisis ordenado y secuenciado de la información para la solución de problemas
(pensamiento reflexivo); ser capaces de recurrir a las estrategias que
necesiten para representar visualmente los datos de un problema de matemáticas
(estrategias de aprendizaje); buscar el modo de compensar los posibles errores
por desatención (técnicas de autoevaluación y autocorrección); y resistir la tolerancia
al esfuerzo aprendiendo a no hundirse ante las primeras dificultades
(automotivación), no dependiendo siempre de que un adulto esté a su lado
animándole (autorrefuerzo).
¿El cambio de
Primaria a Secundaria también afecta a las relaciones sociales?
Aunque no
siempre negativamente, también se operan cambios importantes. Se produce un
salto cualitativo: de ser los mayores del colegio, pasan a ser los menores del
instituto o del edificio de Secundaria. En ese marco, los apocados pueden
sentirse abrumados y los rebeldes atraídos por los ‘más pintas’ de entre los
mayores. Hay que tener en cuenta que entramos en la etapa adolescente, donde se
acusan más las diferencias de madurez en general (conviven niñas y niños
infantiles con adolescentes muy lanzados). En este aspecto, y por lo general,
los niños con TDAH, aunque se disfracen de adolescentes, emocionalmente siguen
pareciendo los hermanos pequeños de los más inmaduros del grupo.
La Secundaria
coincide con la adolescencia, ¿esto complica las cosas?
Un poco más.
Los niños con TDAH son adolescentes tardíos. En un primer momento se disfrazan
de adolescentes (imitan a sus amigos, se visten, se peinan y reclaman su
derecho a ser más autónomos de lo que se les permite), pero todavía son muy
dependientes de los adultos que les importan. Esta inmadurez y dependencia
emocional tiene sus aspectos positivos y negativos. Positivos, porque siguen
siendo más dependientes de la aprobación de los profesores y padres, por lo que
es más fácil reconducirlos hablando con ellos en privado, son más sensibles y
responden mejor al refuerzo y aprobación social. La parte negativa es que se dejan
llevar más fácilmente por los compañeros y se pueden meter en líos con menor
discreción que los demás y acabar sancionados.
¿Cómo afectan
todos estos cambios a las familias?
Para la
mayoría es como entrar en terreno desconocido y para algunos es como bailar en
arenas movedizas. El colegio se hace menos trasparente, menos accesible que
antes, cuando tenían un tutor como punto de referencia y era más fácil hablar
con otros profesores. En muchos casos tienen más dificultades para tener la
información que necesitan para apoyar a sus hijos: qué entra en los exámenes,
qué tipo de exámenes hay, cuándo son, qué trabajos hay que entregar… Es menos
frecuente que puedan ver los exámenes de sus hijos para analizar con ellos los
errores y sus demandas son más veces interpretadas como demandas absurdas de
padres sobreprotectores que son los causantes directos de tener un hijo “vago,
majadero e inmaduro”.
A eso, en
muchas ocasiones, no ayuda el cambio que experimentan sus hijos en el sentido
de que esa adolescencia tardía puede traer consigo una incipiente picardía que
no habían mostrado antes. Así, los hijos e hijas antes dóciles y colaboradores,
comienzan a hacer sus pinitos y a mentir sobre lo que entra en un examen,
callarse las fechas u ocultar un suspenso. Eso desconcierta a los padres y hace
que los profesores se mantengan en su percepción de que al niño no le pasa
nada, que tiene cuento, es vago y, además, está sobreprotegido. Es fácil que
las entrevistas en el colegio se conviertan en un diálogo de sordos: los padres
intentando convencer al profesor de que el niño tiene un problema y el profesor
tratando de abrir los ojos a los padres para convencerles de que al niño no le
da la gana colaborar. Y ambos tienen razón: al chico le cuesta y al chico no le
da la gana.
¿Cuál debería
ser la actitud correcta de un maestro de Secundaria ante un alumno con TDAH?
En primer
lugar, tener una actitud abierta. No dejarse llevar por los estereotipos y las
falsas verdades que hay por internet. Que acuda al departamento de orientación
o a las asociaciones de padres de niños con TDAH para que les recomienden
lecturas con base científica y para que se familiarice con las medidas que dice
su comunidad autónoma que hay tomar.
En segundo lugar, recabar toda la
información que pueda sobre su alumno, entrevistarse con los padres y tratar de
entender cómo es, la trayectoria que ha seguido y cómo le ven sus padres en
cuanto a conducta, capacidad, autonomía en el estudio, aprendizajes en casa
asignatura, relaciones sociales y estado emocional.
Después, es necesario abrir
un canal fluido de comunicación entre padres y tutor para intercambiar
necesidades: qué le pedirían los padres al profesor para sentirse apoyados y
ser más efectivos en lo que hacen, y viceversa.
Una vez que
conozca al alumno, tendrá que ir valorando qué adaptaciones reales puede
necesitar en el marco de su asignatura. Los profesores tienen muchos recursos,
pero es necesario que entiendan que para funciones asociadas al lóbulo
prefrontal (atención, planificación, organización, inhibición emocional,
reactividad emocional…) los chicos de su clase con TDAH funcionarán como
alumnos muy inteligentes pero como niños dos o tres años más pequeños.
Si
comprenden esto, sabrán por dónde empezar. Y por último, no deben olvidar que
no están solos, que la comunicación con los terapeutas, el médico, los padres y
el orientador les permitirán resolver las dudas que puedan tener y sentirse
apoyados.
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jueves, 12 de noviembre de 2015
JESÚS JARQUE: 10 consejos para profesores sobre el TDAH
Jesús Jarque
García es pedagogo. Desempeña su labor como orientador en el Centro Público de
Infantil y Primaria Ramón y Cajal de Puertollano desde hace 17 años. Máster en
Psicología y Gestión familiar. Miembro de la Sociedad Española de Pedagogía.
Máster en Coaching Pedagógico y Educacional. Orientador en Educación Infantil y
Primaria. Autor de más de una treintena de libros y publicaciones relacionados
con las pautas educativas, la pedagogía y dificultades de aprendizaje. Ponente
en cursos y charlas a profesores y familias.
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lunes, 9 de noviembre de 2015
NI UN ALUMNO CON TDAH SIN UNA ENSEÑANZA DE CALIDAD
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miércoles, 4 de noviembre de 2015
LOS DEBERES JUSTOS. Change.org
La
carga de deberes de cada niño o niña en edad escolar depende fundamentalmente
del profesor que le corresponda. Esto sucede incluso en el seno de un mismo
centro educativo, lo que en caso de que haya varios hermanos matriculados en
este puede poner de manifiesto enormes e incomprensible diferencias en las
tareas que han de acometer. Cuando esto ocurre, el niño que se ve en esa
situación no comprende por qué él o ella no puede jugar, descansar o estar con
sus padres, mientras sus hermanos y/o hermanas sí.
Un
exceso de deberes supone una gran frustración para un niño que quiere concluir
el trabajo asignado y ve cómo éste le sobrepasa y el cansancio no le permite
seguir estudiando. El rendimiento de los niños empeora si a la jornada escolar
se añade un exceso de tiempo para los deberes.
Un
niño que dedica un tiempo excesivo a las tareas escolares (según la OCDE la
media española es de 6,5 horas semanales en la ESO, pero hay niños que ya en
primaria superan esa media) puede llegar
a presentar síntomas de ansiedad y necesitar asistencia psicológica.
No
existe justificación para que un niño dedique tantas horas de su tiempo tras la
jornada escolar a realizar tareas muchas veces mecánicamente y que difícilmente
fomentan competencias como alguna de las recogidas en el Real Decreto 126/2014,
de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación
Primaria:
4ª
Competencia. Aprender a aprender. Haciendo tareas repetitivas a diario el
estudiante no aprende a aprender, aprende en todo caso a mecanizar sus tareas.
5ª
Competencia. Competencias sociales y cívicas. El tiempo de convivencia
familiar, con otros niños en el parque o en otros espacios abiertos se reduce:
Los niños pasan tardes y tardes encerrados en su habitación. No pueden
desarrollar competencias sociales estando aislados.
6ª
Competencia. Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor. Los deberes
pautados, repetitivos y abusivos no fomentan el espíritu emprendedor y la
iniciativa. La iniciativa surge desde dentro de cada niño o niña, por el propio
descubrimiento personal, y para eso es necesario tiempo libre e incluso tiempo
de aburrimiento.
Finalizar
el temario de los libros de texto y los ejercicios propuestos en ellos no
deberían ser el principal objetivo académico, puesto que el número de horas
lectivas para cumplirlos puede llegar a ser superior a las de que se dispone en
un curso escolar. Al no haber tiempo lectivo para ello, las tareas se realizan
en el hogar en perjuicio de los niños. Lo realmente importante debería ser
enseñar mientras se respeta el ritmo de los niños, sus necesidades de juego y
de descanso y su bienestar emocional.
Los
deberes abusivos provocan conflictos en las familias, que ven en la
conciliación de la vida laboral y familiar una utopía. Las largas jornadas
laborales se ven todavía más perjudicadas por las tareas escolares abusivas,
los padres no pueden compartir su tiempo con sus hijos o lo comparten para
ejercer de docentes.
Los
niños españoles no pueden seguir cargados de deberes. No resulta admisible que
los niños españoles dediquen a la semana tres horas más a los deberes que los
niños finlandeses cuyos resultados académicos, de acuerdo con los informes
PISA, son de los mejores del mundo. Los deberes repetitivos y abusivos no
mejoran el rendimiento escolar y sí afectan negativamente a la felicidad de los
niños y a la calidad de vida de las familias.
Pedimos
que se racionalicen los deberes de los alumnos españoles, con el
establecimiento de unas pautas para que las tareas se desarrollen en un tiempo
razonable y que estén acordes con la edad del estudiante. Pedimos
que se eliminen cuanto antes los deberes abusivos.
Los
deberes deberían estar consensuados entre los diferentes profesores de un mismo
centro y estos deberían ser conocedores del tiempo que implica cada tarea y del
conjunto de deberes que los estudiantes tienen cada día para que no resulten
excesivos en su conjunto.
Si estás de acuerdo, firma en:
FUENTE:
Los deberes y el TDAH
Los deberes son una verdadera
pesadilla para los niños con TDAH. También son la fuente de mayor estrés y
motivo de muchos síntomas de ansiedad en padres e hijos.
Los deberes condicionan muchísimo y de
forma muy grave. En España se da por hecho que los niños deben tener una
jornada de trabajo superior a la jornada laboral de un adulto. Debe hacer
deberes después de las 8 horas de estancia en el colegio, debe trabajar los
puentes, fines de semana, Navidades y, la mayoría hasta en vacaciones de
verano. Y los deberes son iguales para todos los niños, independiente de lo que
sepan, de lo que hayan trabajado en clase, de sus notas y de su capacidad
intelectual.
Una hora de deberes para un niño sin
TDAH se convierte en 3 horas para un niño con TDAH porque está agotado,
desmotivado y no tiene un profesional al lado (sino a su madre, normalmente).
Si a las tareas habituales hay que añadir, los trabajos no terminados en clase
y las tareas que necesita reforzar (normalmente, lectura, caligrafía o
matemáticas…), los deberes se convierten en una pesadilla para el niño y su
familia. Son un motivo de sanciones constantes: porque olvidó apuntarlos o
traer el libro, porque no quiso hacerlos, los realizó mal o bien pero con mala
presentación.
En España, los colegios todavía no
están preparados para atender las necesidades educativas de los niños con
Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad
Las escuelas no están preparadas por
desconocimiento del trastorno (saben qué es en general, pero todavía persisten
muchos mitos sobre el TDAH). Además, el sistema no acompaña porque en muchas
comunidades no hay un protocolo claro de actuación y cuando lo hay, el centro lo
desconoce. De hecho, muchas veces son las asociaciones de padres las que tienen
que informar a los centros sobre lo que hacer. También, porque, al final, el
niño está en su aula dependiendo de su profesor (son de los pocos profesionales
que trabajan sin otro adulto presente) y muchas cosas dependen al final de su
buena formación, su buena actitud y su deseo de ayudar.
Isabel Orjales
Doctora en pedagogía y profesora de
Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la UNED
FUENTE:
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lunes, 2 de noviembre de 2015
AUTOCONTROL EMOCIONAL: cómo meditar en un minuto
Un minuto para meditar. Elsa Punset.
El mundo en tus manos.
Tengas la
edad que tengas, tu vida transcurre en un momento apasionante. No lo dudes. Nunca
como hoy habíamos tenido acceso a tanta información y tantas posibilidades de
conectar y colaborar con los demás. Si sabes aprovecharlas, tienes el mundo en
tus manos.
Todos sentimos
de vez en cuando una sensación pasajera de bienestar que nos descansa y nos da
energía. ¿Sabéis entrar en ese estado a voluntad?
Hoy quería
compartir con vosotros una técnica sencilla para saber hacerlo.
Compartirla,
regalarla y disfrutarla. Porque vais a aprender a desconectar y recuperar
fuerzas en solo un minuto.
Los humanos
tenemos una mente maravillosa. Nos sirve para aprender, crear, inventar y
recordar, pero también tiene una cara oscura: nos agobiamos, nos preocupamos y
nos atascamos en pensamientos poco productivos o angustiosos.
Recuperar fuerzas en un minuto
Puedes aprender
a entrenar tu mente para que no se atasque en esa parte oscura.
Para ello,
vamos a aprender lo que el psicoterapeuta Martin Boroson llama la "meditación en un momento”.
¿Qué es
meditar? Es simplemente lograr que tu mente no divague hacia el futuro o el
pasado, que no se atasque en pensamientos negativos. Enseñar a tu mente a estar
en el presente sin juzgar ni agobiarse requiere un entrenamiento muy sencillo.
Aunque esta
técnica que vamos a ver se llama “Meditar en un momento”, Martin Boroson recomienda aprenderla dedicándole un minuto. Porque un momento es un espacio de
tiempo tan corto que nos cuesta medirlo. Un minuto, en cambio, tiene un
principio y un final mucho más definido.
Así que vamos
a empezar con un minuto.
Ponte cómodo
Ponte cómodo
y, mientras practicas, asegúrate de que nadie te moleste durante tu minuto.
Siéntate recto,
pero no rígido.
Si quieres, imagina que de tu cabeza tira un hilo hacia arriba.
Y tus manos las puedes poner como prefieras, pero simétricas.
Y, en breve,
cuando escuches una campana, empezará tu meditación de un minuto. 60 segundos
solo.
Y te pediré que durante ese tiempo te centres en tu respiración.
Y vas a
intentar, ese es tu reto, que tu mente no se disperse con pensamientos. Pero si
lo haces, es muy normal, simplemente vuelve a traerla hacia tu respiración. Céntrate
ahí, todas las veces que haga falta durante un minuto.
Si tu mente
se distrae, vuelve a centrarla en tu respiración.
Bien, ya
puedes cerrar los ojos, puedes sonreír o no, según te apetezca.
¿Estás cómodo?
Atento a la campana…
Hemos terminado
la meditación ¿Cómo te sientes?
Si te ha
costado centrar tu atención en la respiración, es normal. Pero, poco a poco, a
medida que practiques, se te hará cada vez más fácil.
Al principio,
aplica esta técnica para meditar cuando estés estresado, enfadado, cuando te
cueste dormir, cuando necesites tener una mente más clara o más creativa…todas
las veces que quieras recuperar sosiego y tranquilidad. Y, poco a poco, verás
cómo logras reducir ese minuto de meditación a un momento de meditación, que
podrás utilizar cuando quieras, en cualquier sitio.
Y así,
llenarás tu vida de serenidad, sin ocupar lugar ni tiempo.
¡Disfrútalo! Sé
pionero. Entrena tu mente.
¿Quieres meditar otro minuto?
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jueves, 29 de octubre de 2015
LAS EMOCIONES EN EL TDAH. El cerebro dividido ¿Cómo me siento?
Inteligencia
Emocional. El cerebro dividido
Sólo
en los últimos años ha aparecido un modelo científico de la mente emocional que
explica la forma en la que muchas de nuestras actividades pueden estar
controladas emocionalmente. ¿Cómo podemos ser tan racionales en un determinado
momento y tan irracionales al momento siguiente? También da cuenta de las
razones y la lógica particular de nuestras emociones.
Los
neurocientíficos utilizan el término “memoria de trabajo” para referirse a la
capacidad de la atención para mantener en la mente los datos esenciales para el
desempeño de una determinada tarea o problema. La corteza prefrontal es la
región del cerebro que se encarga de la memoria de trabajo.
La
amígdala forma parte del llamado cerebro profundo, ese donde priman las
emociones básicas tales como la rabia, el miedo o el amor, y también el instinto
de supervivencia, básico sin duda para la evolución de cualquier especie. Ella es
la responsable de que podamos escapar de situaciones de riesgo o peligro, pero
ella también es la que nos obliga a recordar nuestros traumas infantiles y todo
aquello que nos ha hecho sufrir en algún momento.
En
la danza entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones
instante tras instante, trabajando mano a mano con la mente racional y
capacitando –o incapacitando- al pensamiento mismo.
Esto
vuelve a poner sobre el tapete el viejo problema de la contradicción existente
entre la razón y el sentimiento. No es que nosotros pretendamos eliminar la
emoción y poner la razón en su lugar –como quería Freud-, sino que nuestra intención
es la de descubrir el modo inteligente de armonizar ambas funciones.
Existen
motivos neurológicos –ligados al papel que desempeñan los circuitos
prefrontales en la toma de conciencia de las emociones- que justifican que
determinadas personas puedan detectar con más facilidad que otras la excitación
propia del miedo o la alegría y, así, ser más conscientes de sus emociones.
Mientras
que el mundo suele presentarnos un desbordante despliegue de situaciones y de
posibilidades, nos hace plantearnos preguntas tales como ¿En qué debería
invertir los ahorros de mi jubilación? ¿Con quién debería casarme? Es así como
el cerebro emocional se halla tan implicado en el razonamiento como lo está el
cerebro pensante.
El
conocimiento de las propias emociones, el conocimiento de uno mismo, es decir,
la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece,
constituye la piedra angular entre el equilibrio de la mente y la sociedad, así
como una inteligencia emocional adecuada.
La
capacidad de seguir momento a momento nuestros sentimientos resulta crucial
para la introvisión psicológica y para la comprensión de uno mismo. Por otro
lado, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos deja
completamente a su merced. Las personas que tienen una mayor certeza de sus
emociones suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tienen un conocimiento seguro
de cuáles son sus sentimientos reales.
En
cierto modo, todos tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de
inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional, y nuestro funcionamiento en la vida está
determinado por ambos.
FUENTE:
https://www.youtube.com/watch?v=7Ax_n7CZRCg
Controlar las emociones para tratar el TDAH
Los niños y adultos
con TDAH no sólo presentan dificultades en atención, desorganización,
hiperactividad e impulsividad, sino también distintos problemas afectivos:
labilidad emocional, excesiva reactividad emocional y carácter irritable. Estas
dificultades emocionales se agrupan formando una dimensión denominada
‘desregulación emocional’.
Aunque el
déficit en la regulación emocional no sea actualmente uno de los síntomas
diagnósticos del TDAH, las diversas propuestas teóricas coinciden en indicar
que constituye un aspecto fundamental del trastorno.
Los estudios
que han explorado estos procesos de regulación emocional en niños y adultos con
TDAH confirman que ambos tienen importantes dificultades para controlar sus
emociones, especialmente cuando son negativas. Distintas investigaciones
muestran que tanto niños como adultos con TDAH expresan mayores niveles de agresividad,
depresión, tristeza y enfado que sus iguales sin TDAH.
Además,
algunos datos sugieren que los niños con TDAH son incapaces de ocultar sus
emociones incluso después de recibir instrucciones para hacerlo y que son menos
empáticos que los niños control. Por otro lado, se ha observado una excesiva
reactividad emocional en niños y adolescentes con TDAH durante la realización
de deportes individuales y colectivos, y en adultos durante la conducción de su
vehículo.
La regulación
emocional desempeña un papel importante en el modelo ejecutivo de Barkley, y
también en el del Dr. Brown, los cuales defienden que estas personas tendrán
importantes dificultades para modular sus estados afectivos, ya que en este
caso están implicados distintos procesos de control ejecutivo.
El Dr. Russell A. Barkley, Ph.D., científico, psicólogo e investigador norteamericano, y uno
de los actuales expertos en Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad afirma que las personas con TDAH tienen una incapacidad para
manejar las emociones.
Barkley
señala que las personas que padecen este trastorno son muy emocionales y no
saben gestionar sus emociones. Sostiene que las dificultades para modular las
emociones observadas en las personas con TDAH están generadas por una
disfunción primaria ejecutiva en los procesos de control inhibitorio y que
parecen estar presentes únicamente en
los subtipos combinado e hiperactivo-impulsivo.
Las personas
con este trastorno son "desinhibidos en todos los campos" y eso les
lleva a tomar decisiones "demasiado rápido". Optan por lo inmediato,
sin sopesar las repercusiones, y no valoran las acciones a largo plazo.
La
autorregulación emocional es entendida por Barkley como un conjunto de procesos
ejecutivos que nos permiten modular las emociones y que, en el caso de
presentar una disfunción, pueden provocar una serie de problemas como, por
ejemplo, un aumento de la respuesta emocional ante determinadas situaciones,
una menor empatía, una menor capacidad de regular estados emocionales o una
mayor dificultad para crear y mantener la motivación y la activación. El modelo
de Barkley ha sido, posiblemente, el más influyente en las investigaciones
realizadas hasta el momento sobre la regulación emocional en el TDAH.
Por su parte, el Dr. Thomas E. Brown describe el TDAH como un trastorno complejo en el que están deterioradas
distintas funciones ejecutivas: activación, concentración, esfuerzo, memoria,
acción y emoción. En relación con esta última, Brown afirma que muchos niños y
adultos con TDAH tienen una baja tolerancia a la frustración y una dificultad
crónica para regular sus emociones, características que los llevan a reaccionar
de manera desproporcionada ante distintas situaciones o eventos. Estos
problemas afectivos constituirían un aspecto fundamental del trastorno.
Otros investigadores van más allá, y se cuestionan si ciertos síntomas
característicos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad pueden
dificultar el reconocimiento de distintos estímulos emocionales, como las
expresiones faciales y la prosodia afectiva.
Según estas
investigaciones, reconocer las emociones que están experimentando otros es una
importante habilidad que facilita las interacciones sociales. Las intenciones y
los estados emocionales se hacen visibles a través de señales afectivas como
las expresiones faciales y la prosodia, por lo que una correcta identificación
de éstas resulta fundamental para establecer relaciones interpersonales
adecuadas.
Las
habilidades relacionadas con el reconocimiento emocional apenas se han
estudiado en el TDAH, ya que, hasta ahora, clínicos e investigadores han
asumido que las personas con el trastorno no padecen problemas al respecto. No
obstante, algunos estudios conductuales sugieren que los niños y adultos con
TDAH tienen importantes dificultades para reconocer y comprender la información
afectiva.
Según estas
últimas investigaciones, los niños, adolescentes y adultos con TDAH tienen
problemas en las habilidades que forman la competencia emocional: reconocimiento,
regulación y expresión de las emociones. En relación con el primero, datos
convergentes de distintas investigaciones indican que tanto los niños como los
adultos con TDAH presentan importantes disfunciones en el reconocimiento de la
información afectiva (p. ej., expresiones faciales emocionales y prosodia
afectiva). Estas dificultades están presentes en los subtipos combinado e
hiperactivo-impulsivo, no existiendo datos en relación con el subtipo inatento.
Algunos
estudios han observado que las disfunciones detectadas en el reconocimiento
emocional no están generadas por las deficiencias cognitivas características
del trastorno (inatención, impulsividad), sino que constituyen un déficit
primario, resultado de una serie de anomalías en los circuitos neurales
subyacentes.
Asimismo, la
evidencia científica también indica que las alteraciones en el sistema dopaminérgico,
particularmente afectado en el TDAH, se relacionan estrechamente no sólo con
alteraciones motoras y cognitivas, sino también con dificultades en distintos
procesos emocionales y motivacionales. Además, el importante papel de la
dopamina en el procesamiento emocional se pone de manifiesto gracias a
distintos estudios hemodinámicos
En este
sentido podríamos hipotetizar que, al menos parcialmente, las alteraciones en
el procesamiento emocional en el TDAH se deben a una disfunción en el sistema dopaminérgico.
Hasta el
momento sólo se dispone de datos conductuales que indican que tanto los niños
como los adultos con TDAH muestran importantes dificultades para modular sus
emociones, especialmente cuando éstas son negativas.
Asimismo, se subraya
la necesidad de evaluar la competencia emocional de los niños y adultos con
TDAH en la práctica clínica y de entrenar estas habilidades con el objetivo de
reducir las dificultades de identificación de las emociones de los demás y de
aumentar el control emocional de las personas con TDAH
FUENTE:
¿Cómo
me siento? UNICEF. Cuaderno de trabajo para el niño
Este
cuadernillo de trabajo contiene una serie de actividades para realizar con
niños y niñas, con el fin de incentivarlos a expresar sus sentimientos y emociones.
FUENTE:
Etiquetas:
autocontrol,
DISFUNCIÓN EJECUTIVA,
Dr. Alberto Fernández Jaén,
Dr. Russell A. Barkley,
Dr. Thomas E. Brown,
emociones,
impulsividad,
inhibición,
inteligencia emocional,
razón,
sentimientos
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