TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

viernes, 23 de mayo de 2014

CINCO TRUCOS PARA QUE LOS NIÑOS SEAN MÁS ORGANIZADOS


La desorganización puede convertirse en un problema para muchos niños, sobre todo a partir de la edad escolar. Afrontar las tareas de forma caótica, desaprovechar el tiempo y olvidarse y perder cosas son algunas de las características más recurrentes en estos menores. Este artículo ofrece algunos trucos para lograr que los pequeños sean más ordenados y una serie de recomendaciones para los escolares, como el trabajo con listas de tareas, calendarios y límites de tiempo.


Niños desorganizados, problemas en el colegio

A veces conceptos como la necesidad de organización y de orden en los niños se relaciona con cuestiones como la disciplina férrea y un control excesivo sobre los pequeños. No se trata de eso, sino de que puedan cumplir con ciertos requisitos para hacer todo lo que tienen que hacer, en particular cuando comienzan con la etapa de los deberes escolares.

Los especialistas sugieren no reñir a los niños por su falta de organización, sino alentarlos para que mejoren.

La dificultad para priorizar tareas y aprovechar el tiempo es una de las características distintivas de los niños desorganizados. Piensan que el plazo que tienen es suficiente, lo pierden con cosas de poca importancia, y luego no llegan a terminar lo importante. También tienen una forma caótica de afrontar las tareas, lo que queda plasmado en sus cuadernos y demás materiales del colegio. Por otra parte, sufren olvidos y pérdidas frecuentes: no apuntan lo que tienen que hacer, o lo hacen en cualquier sitio que luego olvidan. Además suelen perder los útiles en reiteradas ocasiones, no tienen el hábito de dejarlos en un mismo sitio, etc.

Trucos para lograr que los niños sean más organizados

Los expertos Richard Gallagher, Jennifer Rosenblatt y Howard Abicoff, miembros del Instituto para el Déficit de Atención por Hiperactividad y Desórdenes de Conducta, con sede en Nueva York, señalan cinco errores frecuentes que cometen los padres y madres cuando intentan ayudar a sus hijos a ser más organizados. A partir de ellos, para explicarlos de manera positiva, se enumeran estos cinco consejos para lograr resultados positivos en la búsqueda de que los pequeños sean más organizados:
  1. Involucrarse. Si bien a partir de cierta edad organizarse debe ser una responsabilidad del propio niño, los expertos afirman que ser capaz de hacerlo no es un don natural sino una habilidad que se adquiere con la práctica. Por eso, los padres deben formar parte del proceso hasta que el pequeño haya desarrollado esa habilidad.
  2. No atribuir la desorganización a la pereza. A veces se cree que la falta de orden se debe a características como la pereza, la apatía o la irresponsabilidad. Sin embargo, el consejo es considerar la organización como una asignatura más, que se aprende y se mejora, como la lectura o las matemáticas. De ahí que se sugiera no reprender al niño ni enfadarse con él, sino alentarlo a que afronte el reto y mejore su rendimiento.
  3. No centrarse en lo negativo. Los pequeños con problemas de organización a menudo están acostumbrados a recibir mensajes negativos del tipo "¿tanto te cuesta hacerlo bien?" o "si sigues así no llegarás a nada cuando seas mayor". Aunque estos mensajes carezcan de mala intención, sí pueden tener resultados negativos pues minan la autoestima de los menores. Es importante priorizar las palabras positivas con los niños y valorar su esfuerzo, incluso cuando no obtengan los mejores resultados.
  4. No tratar de cambiar todo de una vez. Como ocurre con otras habilidades, adquirir la del orden es un proceso, un camino. Pretender que de repente el pequeño sea ordenado en todo lo que hace no es un objetivo realista. Lo apropiado es comenzar poniendo el foco en una determinada acción y centrarse en que la cumpla, sin poner tanta atención en lo demás. Cuando esa primera acción se haya incorporado, será momento de pasar a la siguiente.
  5. No esperar a que mejoren las notas para premiar al niño. Muchos menores desorganizados están acostumbrados a que se les riña o a que se les recalquen cosas negativas cada vez que cometen un error, pero no a que les digan cosas positivas cuando hacen algo bien. Hay que procurar que tengan una recompensa (que no tiene por qué ser material) con cada pequeño logro, pues esto constituye la mejor motivación para seguir esforzándose y alcanzar nuevos objetivos.
Ayudar a los niños a organizarse

Tachar las tareas ya realizadas en una lista ayuda al niño a organizarse para las siguientes actividades.


El psicopedagogo Jesús Jarque García, miembro de la Sociedad Española de Pedagogía, ofrece una serie de recomendaciones para padres:
  • Usar una libreta para que el niño apunte cada día lo que tiene que hacer.
  • Organizar en una lista las tareas, según importancia y tiempo que llevarán, agrupar las que deban hacerse en un mismo sitio o con determinados materiales (el ordenador, por ejemplo), etc.
  • Tachar de la lista las tareas realizadas. La imagen visual de las tareas ya acabadas y las que quedan por terminar ayudará al pequeño a organizarse para los trabajos futuros.
  • Establecer un límite de tiempo. La intención no es meter prisas al niño, sino evitar que se distraiga y lo dedique a otras cosas. Los relojes de arena resultan muy atractivos y gráficos para los menores.
  • Simplificar las tareas. Esto se refiere a cuestiones sin mucha importancia pero que pueden evitar descuidos, como utilizar cuadernos en lugar de carpetas con hojas sueltas, emplear tinta de un solo color y no varios bolígrafos distintos, etc.
  • Señalar la importancia de las tareas importantes no urgentes. En este grupo entran los exámenes, trabajos especiales, etc., que no son deberes de un día para otro pero en los que conviene ir trabajando poco a poco y no dejar todo para el final.
  • Usar calendarios. Si es posible, tienen que estar visibles el mes en curso y el siguiente. El pequeño puede llevarlos en sus carpetas o cuadernos, tener uno pegado en la pared, etc. Y en cada día debería tener espacio disponible para añadir apuntes y recordatorios.
  • Procurar que el menor aprenda a organizarse por sí mismo. Estas pautas permiten a los padres ayudar al niño, pero el objetivo es que el pequeño las incorpore a su vida para que cada vez sea más autónomo, y no necesite que algún adulto lo controle para cumplirlas.

ESCRITO POR: Cristian Vázquez 15 de mayo de 2014
Imágenes: Google

sábado, 17 de mayo de 2014

UN CENTRO DE BARCELONA DIAGNOSTICA EL TDAH EN MENOS DE UN MES CON UN MAPEO CEREBRAL EN 3D


El centro barcelonés especializado en el diagnóstico y tratamiento del Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) Innea  (Instituto de Neurometría Aplicada) es pionero en Catalunya en ofrecer un diagnóstico "empírico" en menos de un mes a través de un sistema de mapeo cerebral en 3D, combinado con un abordaje tradicional por parte de psiquiatras, psicólogos y logopedas.

Según ha informado este jueves el centro en un comunicado, se calcula que con las técnicas de diagnóstico tradicional pasan alrededor de 16 meses hasta que se diagnostica clínicamente el TDAH :"Durante este tiempo, las familias recorren toda clase de especialistas para determinar qué le sucede al niño".

La falta de una respuesta clara por parte de los especialistas y la fácil confusión de los síntomas del TDAH con otros trastornos o reacciones rebeldes del niño, "aumenta las dudas de los padres sobre si se padece realmente este trastorno o simplemente se trata de un niño problemático".

A diferencia del diagnóstico más usado hasta el momento, basado en entrevistas clínicas, observación del niño y cuestionarios, la técnica del mapeo cerebral se centra en un escaneo no invasivo de la actividad cerebral del niño para observar qué zonas no funcionan con normalidad.

Posteriormente, los expertos del centro comparan esa información con una base de datos que contiene datos de más de 10.000 registros de pacientes sanos y de diferentes tipologías de TDAH, lo que les permite determinar si el niño padece o no este trastorno, y cómo es el subtipo de déficit de atención que sufre.

Hasta hace poco tiempo no existían pruebas diagnósticas objetivas que ofrecieran un diagnóstico de certeza para esta patología, siendo el principal método diagnóstico el basado en criterios clínicos, en forma de test y cuestionarios. Estos métodos están sujetos al sesgo de la subjetividad pues, en parte, dependen de la apreciación de los otros (padres, profesores, etc.). No obstante, el diagnóstico debe ser realizado por un especialista clínico con experiencia en el TDAH, quien, basándose en su experiencia y conocimientos profesionales puede diagnosticar este trastorno con la misma precisión que otros profesionales de la medicina en sus especialidades.

La Neurofisiología Clínica, desde hace algunos años, en un intento por ayudar al diagnóstico cerebral, ha investigado en un grupo de técnicas que, agrupadas, reciben la denominación de MAPEO CEREBRAL.

EL MAPEO CEREBRAL

El mapeo cerebral está formado por cuatro grupos de técnicas:
  1. Electroencefalograma (EEG)
  2. Electroencefalograma Cuantitativo (qEEG) y Cartografía Cerebral
  3. Potenciales Evocados Cognitivos (P300)
  4. Test psicofisiológicos
1) Electroencefalograma  (EEG). El EEG es una técnica diagnóstica muy bien conocida en patología neurológica, utilizada en enfermedades epilépticas, estado de coma y diagnóstico confirmatorio de muerte encefálica. Sin embargo, en el TDAH ha reportado gran utilidad por dos motivos: para el diagnóstico diferencial de las crisis generalizadas de ausencias y para descartar la presencia de actividad epileptiforme que pudiera contraindicar la utilización de psicofármacos.
El EEG realiza un registro de la actividad bioeléctrica cerebral a partir de electrodos de contacto colocados en el cuero cabelludo.
Con el registro del trazado obtenido con el EEG valoramos los siguientes parámetros:
  • Frecuencias (delta, theta, alfa y beta).
  • Amplitud (voltaje).
  • Presencia de asimetrías.
  • Presencia de ondas patológicas.
  • Reactividad a estímulos (fotoestimulación, hiperventilación, apertura y cierre de ojos…)
Aunque el EEG del paciente con TDAH no es específico, sí que observamos en él unos rasgos característicos: en el EEG de un paciente con TDAH obtendremos un ritmo enlentecido en la mayor parte de los registros, un déficit de madurez cerebral en el 30-60% de los casos y observaremos la presencia de ondas lentas en áreas posteriores e incluso, actividad epileptogénica en algunas ocasiones.
Por tanto, el EEG nos permite realizar un diagnóstico diferencial con ausencias y otras alteraciones epileptiformes, además de valorar el estado de maduración bioeléctrico del paciente para su edad.


2) Electroencefalograma cuantitativo (qEEG) y cartografía cerebral. La cartografía cerebral aporta una presentación gráfica de los valores obtenidos en el EEG y que expresa una estimación precisa, cuantitativa y reproducible de las características de éste. Además, permite diferenciar distintos tipos de pacientes según su patrón EEG.
Para su realización, se coloca al paciente un gorro con electrodos y pasta conductora. El paciente debe permanecer en reposo, tumbado o sentado.
A continuación describimos los parámetros que valoramos en el análisis de frecuencias: (Medidas espectrales de banda ancha)
  • Potencia Absoluta (PA): cuando hablamos de “Potencia absoluta” nos referimos al área representada bajo toda la curva del espectro. Se mide en mV2/Hz.
  • Potencia Relativa (PR): representa el porcentaje de actividad en una banda. Se calcula como el valor de la PA en una banda entre la suma de la PA en todas las bandas.
  • Frecuencia Media (FM): es el valor de frecuencia que divide en dos mitades el área bajo la curva de un espectro o una banda.
  • Coherencia (COH): es una medida de similitud entre dos derivaciones. Una Coherencia alta entre dos derivaciones es considerada como que existe una evidencia de conexiones anatomo-funcionales entre ellas.
¿Qué encontraremos en la cartografía de un paciente con TDAH?
Los hallazgos que cabría encontrar en un paciente con TDAH al realizarle una cartografía cerebral serían un aumento de la potencia absoluta de bandas delta y de la relativa de las bandas delta y theta en Áreas frontales y una disminución de la frecuencia media de alfa y beta EN Áreas posteriores.


La FDA (Food and Drugs Administration) de USA ha aprobado recientemente este procedimiento basado en el análisis de las ondas cerebrales para el diagnóstico del TDAH.

3) Potenciales Evocados Cognitivos (P300). Es una respuesta cerebral que se obtiene como potencial positivo a nivel del córtex provocado por la elaboración sensorial del individuo respecto al estímulo y está en relación con la atención. También permite valorar la respuesta al tratamiento. Se utilizan 2 protocolos: auditivo (valora la atención auditiva) y visual (valora la atención visual).


4) Test psicofisiológicos. Test de atención: Se realiza junto con la P300 y obtiene los siguientes parámetros:
  • Tiempo de reacción: Valora la rapidez en el procesamiento de la información. En el paciente con TDAH estará prolongado.
  • Errores de comisión: Valora la impulsividad. En los pacientes con trastorno de hiperactividad estarán por encima de los valores normales.
  • Errores de omisión: Valora la inatención. En los pacientes con TDAH subtipo inatento estarán por encima de los valores normales.

PACIENTES A LOS QUE VA DIRIGIDO

La técnica va dirigida a todos los niños/as en los que se sospecha que padecen TDAH o que están diagnosticados de TDAH y se quiere evaluar su evolución y su respuesta al tratamiento médico. También reporta utilidad para valorar cualquier déficit de atención asociado a otras patologías.
TDAH: EL TRATAMIENTO

El tratamiento completo del TDAH se debe basar en la combinación de psicofármacos y de psicoterapia de corte cognitivo-conductual. Además, deben incluirse pautas de intervención cognitivo-conductual y psicopedagógica para familias y profesores.
Con un adecuado tratamiento, las expectativas de evolución de los pacientes con TDAH son muy favorables.

FUENTES:
EuropaPress

martes, 13 de mayo de 2014

FICHAS PARA ESTIMULAR LA ATENCIÓN, LA MEMORIA Y LA VELOCIDAD DE PROCESAMIENTO


Jesús Jarque, actualmente orientador en un Centro Público de Infantil y Primaria, acaba de publicar nuevos cuadernos de la colección “Estimular y Aprender más”, destinados a trabajar simultáneamente la atención, la memoria y la velocidad de procesamiento. Su uso es adecuado para reforzar a todo tipo de alumnado, o como medio de estimulación para niños y niñas con dificultades o necesidades educativas, e incluso pueden resultar una buena alternativa como material para las vacaciones.

Están divididos en 4 niveles de edades:

Nivel 1: niños/as de 2 a 4 años




Nivel 2: niños/as de 5 años




Nivel 3: niños/as de 6 a 10 años




Nivel 4: chicos y chicas de 11 a 16 años, Educación Secundaria





La colección “Estimular y Aprender” es un proyecto educativo que tiene las siguientes características:

1º. Para Educación Infantil y Primaria. Los programas que conforman esta Colección están destinados a niños/as de 2 a 12 años aproximadamente. En cualquier caso, la edad es sólo una referencia y los cuadernos se adaptan a las necesidades de cada niño/a.

2º. Estimulación de las funciones cognitivas. Un conjunto de programas de este proyecto sirven para estimular procesos cognitivos como la atención, la memoria, la percepción, la orientación espacial o algunas funciones ejecutivas.

3º. Aprendizaje de competencias básicas. Estos programas están centrados en el aprendizaje de algunas competencias básicas, como las habilidades de numeración, los procesos implicados en la lectura, la resolución de problemas matemáticos o los conceptos cuantitativos y espaciales básicos, entre otros.

4º. Prevención, recuperación y enriquecimiento. Todos los materiales de la Colección pretenden conseguir tres objetivos:
  • Prevención. En primer lugar, prevenir y proteger a aquellos alumnos/as que presentan una serie de características personales o ambientales  que los hacen más vulnerables y predispuestos a presentar dificultades de aprendizaje.
  • Recuperación. En segundo lugar, es un instrumento de rehabilitación y recuperación para aquellos niños/as que presentan dificultades en alguno de los aspectos que se trabajan.
  • Enriquecimiento. Por último, pretende enriquecer a los alumnos/as que no presentan dificultades y que disponen de buenas capacidades.
5º. Destinatarios. Todo el proyecto va destinado, por un lado, a los profesionales que trabajan en el campo de la Educación, tanto en el ámbito escolar como en el ámbito clínico. Por tanto, maestros de Educación Infantil y Primaria, maestros/as de Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, orientadores, estimuladores de atención temprana, pedagogos, logopedas, psicólogos, etc. Sin embargo, también resultará útil a las familias que quieran utilizarlo con sus hijos/as, ya que se trata de un material sencillo para trabajar desde el hogar.

6º. Material práctico. Los cuadernos incluyen fichas diseñadas para ser utilizadas directamente por el niño/a sin más elaboración. Sólo es necesario que los profesionales busquen aquellas que se adapten mejor a sus necesidades. De esta forma, se dispone de un material listo para trabajar sistemáticamente los diferentes contenidos que se ofrecen.

7º.  Basados en la experiencia. La elaboración de cada uno de los programas se ha basado en la experiencia del autor en el trabajo con niños/as, tanto en el ámbito clínico como escolar.

8º. Base teórica. Además de la experiencia práctica, se han tenido en cuenta las aportaciones teóricas de dos importantes fuentes de conocimiento:

  • La Neuropsicología. Esta disciplina aporta el conocimiento de las fuentes cognitivas básicas, de los procesos implicados en su funcionamiento, de la evaluación de sus dificultades y de los procedimientos más importantes para su rehabilitación. La Neuropsicología contribuye a valorar la importancia de la atención temprana y la estimulación cognitiva.
  • La Pedagogía. Por su parte, la Pedagogía aporta los principios didácticos de todo proceso de enseñanza y aprendizaje, especialmente la secuenciación a seguir, la graduación de la dificultad, las características de los estímulos, el diseño de actividades motivadoras para los alumnos/as y todas las orientaciones para implementar cada programa.
Estos cuadernos pueden encargarse en la propia editorial, llamando al teléfono 91 530 53 85, visitando la tienda on-line La tienda de Gesfomedia educación  o encargándolos en tu librería habitual.

El precio de cada cuaderno es de 13,50 euros, IVA incluido.

Jesús Jarque es licenciado en Pedagogía, Máster en Psicología y Gestión Familiar, Máster Europeo en Coaching Pedagógico Educacional, experto en Atención Temprana, y miembro de la Sociedad Española de Pedagogía.

FUENTE:

lunes, 5 de mayo de 2014

¡¡Aghh, MI HIJO TIENE TDAH!!





16 tips para criar a un niño con TDAH y no morir en el intento

1. Sé proactivo
Demasiadas veces reaccionamos a la conducta de nuestros hijos, y no eligiendo conscientemente nuestras acciones. Actuamos de manera impulsiva, sin tener en cuenta las consecuencias y sin ningún plan de lo que estamos tratando de lograr.
Ver cualquier situación desde lo “reactivo” puede ser desesperanzador, porque te da la impresión que tu futuro y tu relación con tu niño están bajo control del niño o de otros agentes externos. Sientes que las interacciones con tu niño son impredecibles, y la relación se vuelve hostil, negativa, estresante y disfuncional. Pero no es lo que tu niño hace o hace contigo lo que genera estos problemas, es tu respuesta a eso. Asume la responsabilidad de tu propio comportamiento como padre y de las interacciones y la relación que tienes con tu hijo. Toma la iniciativa para cambiar lo que no te gusta de la forma en que actúas con tu hijo, y toma la responsabilidad de hacer que la relación que tienes con tu hijo sea como te gustaría que fuera.

2. Prepárate para el futuro
Cuando las cosas salen bien, generalmente no fue producto de la improvisación, sino de una preparación previa. Anticiparse a lo que viene permite estar preparados, he incluso tener un margen de tiempo para poder hacer cambios. (Por ejemplo, el que los niños corran por la sala de espera y no se comporten porque están aburridos se podría haber evitado llevando juguetes o cosas que les interesen y puedan hacer mientras esperan, en vez de tratar de improvisar en el minuto algo para calmarlos)

3. Reacomoda el ambiente
Cambiar algunos factores ambientales o rutinas cotidianas puede ayudar a que los niños se comporten mejor. Por ejemplo, los niños se comportan mejor en la mesa si la tv está apagada y se proponen temas de conversación donde los niños puedan participar y sean interesantes para ellos.

4. Usa un lenguaje simple, claro y agradable
Siempre que te dirijas a tu hijo, acuérdese de usar un lenguaje simple que lo ayude a entender totalmente lo que tú le quisiste decir. Especialmente con los niños con TDAH, es necesario usar un lenguaje muy simple y directo. Ojo con los gritos, tú eres un modelo a imitar.

5. Comienza con el fin en mente
Cuando te enfrentes a un problema, trata de imaginar cómo te gustaría que se resolviera. Puedes aplicar este principio a problemas pequeños, como por ejemplo, imaginar cómo te gustaría que terminara el tiempo que dedicas a hacer tareas escolares con tu niño, y también a problemas más complejos, como por ejemplo, cómo te gustaría que tu hijo llegara a cuarto medio.
Empezar con el fin en mente te ayuda a enfocarte mejor en lo importante, y en lo que debes hacer para que las situaciones terminen de la manera que te gustaría. No se puede tener un plan sin una meta, por lo que no sirve de nada tener o aprender estrategias para utilizar con tu niño si no sabes qué resultado quieres lograr.
Por ejemplo, si tienes que ayudar a tu niño a con un trabajo para el colegio, antes de empezar, visualiza como quieres que termine ese rato. Probablemente, quieres que el trabajo quede bien hecho, pero también que ambos pasen un rato agradable mientras trabajan y que al final de la tarea la relación entre ustedes siga intacta, o quizás incluso se rían y resulte ser una experiencia enriquecedora. Visualiza en tu mente esas imágenes. Te vas a dar cuenta como estas imágenes van a ir guiando en tus decisiones y reacciones frente a las conductas de tu hijo. Teniendo el fin en mente, vas eligiendo actuar para mantener la interacción positiva y optimista, guiando y enseñando a tu niño pero con humor. Y probablemente así va a terminar, si activamente haces cosas para que suceda. Tu relación con su hijo y la manera en que las interacciones más pequeñas resultan ya sea por diseño o por defecto son totalmente tuyas. Antes de actuar, visualiza el final en tu mente y aclara el objetivo, los pasos hacia tu meta surgirán de este proceso.

6. Explícale al niño qué es una conducta apropiada
Muchas veces los niños cometen errores porque no han entendido lo que los padres les dicen o les piden. Explícales que es lo que esperas de ellos, con palabras simple e instrucciones concretas, ó muéstrales qué es una conducta apropiada. Por ejemplo: Juan, quiero que te sientes en esta silla de esta manera, como me estoy sentando yo, y me esperes acá hasta que yo vuelva”

7. Usa incentivos antes de castigos
Es común que los padres recurran a los castigos cuando un niño se comporta mal o desobedece. Esto puede estar bien para un niño sin TDAH, que se comporta mal sólo de vez en cuando y así recibe una pequeña cantidad de castigo, pero no está bien para un niño con TDAH, ya que es probable que se porten mal con mucha más frecuencia y podrían recibir una gran cantidad de consecuencias negativas. Cuando se utiliza sólo el castigo, y simultáneamente no hay recompensas y comentarios positivos, no es efectivo para cambiar el comportamiento, y se genera un clima hostil con el niño. Incluso a veces puede conducir a esfuerzos de contra control por parte del niño: tu hijo trata de encontrar la manera de devolver el golpe y se comporta aún peor. La regla de los incentivos antes de los castigos es simple: Cuando quieras cambiar una conducta indeseable, primero debes decidir qué comportamiento positivo quieres que lo reemplace. Cuando el niño muestre ese comportamiento positivo, preocúpate de recompensarlo y elogiar a tu niño por cómo se está comportando. Solamente después que hayas reforzado este buen comportamiento por al menos una semana, puedes empezar a castigar el comportamiento opuesto no deseado.
Castiga selectivamente, sólo cuando ese comportamiento aparezca, no lo castigues por todo lo demás que hace mal. Intenta usar sólo castigos leves, como por ejemplo perder un privilegio especial, o un breve tiempo fuera, y asegúrate de mantener un equilibrio entre los castigos y las recompensas. Ten en mente la regla de 3x1: puedes aplicar un castigo por cada 3 veces que hayas recompensado a tu niño en otras conductas positivas.
Felicitar a los niños cuando hacen algo bien les da pistas para saber qué es lo que se espera de ellos. Si la conducta del niño esté lejos de ser satisfactoria en ese momento, los puedes elogiar por el esfuerzo que realizaron (aunque no hayan logrado el resultado). Esto les va a indicar que van por el camino correcto y los va a animar a no darse por vencidos en el intento por comportarse mejor.
Por ejemplo, tu niño con frecuencia interrumpe, se entromete, y suelta comentarios en la mesa del comedor. Hablas con el niño antes de la hora de la comida familiar sobre lo que te gustaría que él hiciera más en la mesa: tratar de no hablar mucho, esperar hasta que los demás hayan terminado antes de hablar, y hablar sólo después de tragar los alimentos. A continuación le explicas que puede ganar puntos por seguir estas reglas. A lo largo de la comida, vas marcando puntos en una pequeña tarjeta cada vez que tu niño cumple con las reglas (o hace un esfuerzo por cumplirlas) y te aseguras de que el niño ve que esto ocurre, al mismo tiempo que le das una señal no verbal de aprobación, que le permita saber al niño que tu aprecias el esfuerzo que está realizando por cumplir las reglas. Cada vez que el niño viola una regla, ignoras ese comportamiento. Luego de una semana, puedes ir restando puntos cada vez que el niño no respeta una de las reglas. Recuerda la regla de 3 recompensas por cada castigo.

8. Usa el reloj como tu aliado
Los niños con TDAH tienen retrasos en su desarrollo de un sentido interno del tiempo y del futuro. Debido a que no tienen el mismo sentido del tiempo que los demás niños, tienen dificultades para responder a las demandas que implican tener en mente el futuro, y por eso, ellos necesitan apoyo externo para el periodo permitido para hacer una tarea asignada. Por ejemplo, si le indicas a tu niño que tiene 20 minutos para ordenar su cuarto, puedes poner un cronómetro o reloj de cocina en un lugar visible para el niño, o cualquier medio externo donde el niño pueda mirar concretamente cuanto tiempo tiene y cuanto le queda para completar la tarea. Para las tareas que implican tiempos más largos (trabajos del colegio, tareas que tengan varios pasos), es necesario que reduzcas el tiempo, fraccionando la tarea en pasos más pequeños (incluso en distintos días si es muy largo, como un proyecto escolar), y dar tiempo para cada paso. Sin estos métodos, el niño probablemente dejará el trabajo que debe hacer para último minuto, lo que hace que sea imposible que haga un buen trabajo.

9. Usa listas para guiar a tu hijo
Ya que en los niños con TDAH, su capacidad de tener en cuenta toda la información necesaria para completar una tarea se ve afectada, resulta muy útil colocar la información importante de forma física en el lugar en que se debe hacer la tarea. Por ejemplo, si tu hijo hace sus tareas en un lugar específico, puedes poner en ese lugar tarjetas con las instrucciones para hacer la tarea, como “Haz todos los ejercicios, sin saltarte ninguno”, “Lee las instrucciones con atención, haz toda la tarea. Cuando hayas terminado vuelve a revisar que todas las respuestas estén completas y bien hechas”, “Pide ayuda si no sabes hacer algún ejercicio”. Estos recordatorios deben estar diseñados para solucionar los problemas que cada niño tiene mientras trabaja. Si tu hijo suele tener problemas cuando un amigo va a jugar a la casa, antes de que el amigo llegue, tómate un minuto con tu niño para revisar las reglas sociales que necesita seguir, como “Comparte tus juguetes”, “Hay que turnarse en los juegos”, “Juega a algo que los dos quieran hacer”. Incluso puedes escribirlas en una tarjeta y revisarlas con tu hijo en privado un par de veces, mientras el amigo está en la casa. Mientras más presentes la información importante de manera externa, es más probable que tu hijo recuerde la información y la use para guiar su comportamiento.

10. Usa incentivos para motivar
Los niños con TDAH tienen problemas para internalizar no sólo el tiempo y las reglas, sino también la motivación. No son capaces de reunir motivación interna suficiente para continuar una tarea aburrida, tediosa o larga (también porque no visualizan las recompensas a futuro). Pero este déficit de motivación interna se puede superar al dar al niño motivación externa que lo impulse a trabajar, como un incentivo, una recompensa o reforzando su buena conducta. Puedes entregar algo que el niño desee luego que haya realizado la tarea (tener un privilegio especial, tiempo de TV extra) o algunas fichas o puntos que luego pueda canjear por algún privilegio (en la página web puedes aprender como diseñar un sistema de recompensas en casa).

11. Hazlo visual
Los niños con TDAH tienen dificultades para “jugar” con la información mental cuando tienen que parar y pensar sobre una situación o problema. Responden impulsivamente, sin poner suficiente atención a sus opciones. Por eso, es muy útil para ellos encontrar maneras de representar más físicamente un problema y las alternativas de solución. Por ejemplo, si tu niño tiene que escribir una redacción para el colegio y parece no estar respondiendo bien a esta tarea, por ejemplo puede hacer tarjetas en que escriba todo lo que se le viene a la mente durante un periodo de tiempo. De esta manera cada idea queda “capturada” en vez de perderse, y entonces el niño puede jugar con las ideas de una forma física en vez de mentalmente. Lo mismo puede ser usando tarjetas ó dibujos pequeños y símbolos, donde cada uno represente una idea que tenga que recordarse para resolver el problema.

12. Menos “bla, bla” y más acción!
A tu hijo no le falta inteligencia ni habilidad, por lo que simplemente hablar con tu niño para que se comporte mejor, no va a cambiar el problema neurológico a la base que hace que sea tan desinhibido. Tu hijo es mucho más sensible a los refuerzos y las consecuencias que utilizas, y mucho menos sensible a los sermones, que un niño sin TDAH. Así que actuar con rapidez y frecuencia va a ser mucho más efectivo para que tu hijo se comporte mejor. Sigue hablando, y lo único que conseguirás es empeorar su mala conducta.

13. Pon primero lo primero
¿Qué es lo importante en tu relación con tu hijo? ¿Qué es lo que más te importa en tu rol de ser padre? ¿Cuáles son las dificultades y responsabilidades en las que tu niño necesita tu ayuda para superarlas? Algo fundamental para los padres de niños con TDAH es aprender a distinguir las batallas de las guerras, o sea, diferenciar las cosas triviales y sin importancia que deben hacer con sus hijos (por ejemplo, hacer la cama antes de ir al colegio), de las cosas importantes que hay que cumplir (por ejemplo, prepararse para ir al colegio y salir de la casa en un ambiente tranquilo y cariñoso). Demasiadas veces los padres de estos niños quedan atrapados luchando por cosas triviales. Los niños con TDAH pueden hacer tantas cosas mal, que sus padres podrían estar haciéndoles frente gran parte del día, quedando muy poco tiempo (y ganas) para las cosas realmente importantes.
Los padres de niños con TDAH deben desarrollar un sentido de prioridades. Aprende a distinguir entre las cuatro categorías de trabajo y responsabilidades con tu hijo:
a) Urgente e importante
b) Urgente y no importante
c) Importante pero no urgente
d) No es importante y no urgente.
Probablemente tratas de cumplir todas las tareas de la categoría a), y dedicas muy poco tiempo a las de la categoría d). Lo difícil es distinguir entre b) y c). En el caos cotidiano, a menudo cumplir con las actividades diarias de tu niño (colegio, deportes, actividades extra programáticas) toma prioridad sobre las cosas que son importantes, pero no urgentes. Por ejemplo, puedes llegar con tu hijo a clases de fútbol a tiempo, pero afectando tu relación con él en el proceso.
El domingo, o al comenzar la semana, especialmente si tienes muchas cosas por delante, selecciona de esas cosas cuáles son importantes para ti y para tu hijo, y anótalas en tu agenda, para que no te dejes llevar por la avalancha de tareas de esa semana (devolver llamadas, tareas domésticas, preparar la comida a la hora, acostar a los niños) que parecen urgentes pero son relativamente triviales.

14. Yo gano/Tú ganas
Al menos durante toda la etapa escolar y adolescencia de tu hijo, vas a tener que pedirle que haga sus tareas y trabajos escolares, que cumpla con compromisos sociales, y que se atenga a las reglas de la casa. Cada una de estas cosas supone una negociación. Cuando te enfrentes a cualquiera de ellas, maneja la situación de manera que en la medida de lo posible, ambas partes (tu y tu niño) consigan lo que quieren. No te enfoques solamente en lo que quieres que el niño haga, trata de entender cuán difícil puede ser para el hacer lo que le estás pidiendo. Comienza con el fin en mente, y pregúntate cómo quieres que te vea tu hijo: como un tirano o un negociador respetuoso?
Piensa en alguna obligación que tenga tu hijo (hacer sus tareas, ordenar su cuarto) que sea un punto de conflicto. Ahora piensa en qué puede hacer de esa tarea una situación ganadora para tu hijo, no solo para ti. ¿Disfrutar viendo una película, un tiempo extra de videojuegos, jugar un juego contigo? Elije cualquier recompensa que creas que sea atractiva, y hazla parte del contrato verbal cuando le pidas que complete esa tarea (“Si ordenas tu habitación antes del almuerzo, podemos jugar el juego que tu elijas en la tarde”).

15. Lucha por la consistencia
Para tener resultados exitosos, es muy importante que seas consistente, o sea, que uses las mismas estrategias para manejar el comportamiento de su hijo en todo momento.
Ser consistentes significa cuatro cosas importantes:
1) Ser coherente a lo largo del tiempo,
2) No abandonar demasiado pronto, cuando estés empezando un cambio,
3) Responder de la misma manera,
4) Asegurarse de que ambos padres están usando los mismos métodos.
Ser impredecible o inestable en tu exigencia de cumplimiento de las normas es una invitación al fracaso, así como también lo es perder la esperanza cuando el nuevo método no produce resultados espectaculares e inmediatos. Otro error típico es responder a los comportamientos del niño de una manera en casa, y de otra manera totalmente distinta en los lugares públicos. Prueba con una técnica de cambio de comportamiento durante al menos dos semanas antes de decidir que no está funcionando. Por último, traten de mantener un frente unido como padres, aun cuando tengan diferencias en los estilos de crianza de los hijos.

16. Mantén la perspectiva
A veces, cuando se enfrentan a una situación difícil de manejar con su niño con TDAH, los padres pueden perder toda perspectiva sobre el problema inmediato. Se enojan, avergüenzan, y se frustran cuando sus intentos de control no funcionan, e incluso pueden bajar al nivel del niño y discuten con él como otro niño más. Tienes que recordar en todo momento que tú eres el adulto, y que lo que tu niño hace no es algo personal en contra tí, sino una manifestación de las dificultades que le traen el TDAH. Una manera de mantener la calma en circunstancias difíciles es tratar de mantener cierta distancia psicológica de los problemas de su hijo. Imagina que eres un desconocido, para que puedas ver la situación en perspectiva, y puedas reaccionar de manera más razonable y justa. Esto es difícil, por lo que puede que tenga que acordarse de la discapacidad de su hijo cada día (tal vez incluso varias veces al día), y especialmente cuando estés tratando de hacer frente a conductas disruptivas.
No permitas que tú propia autoestima y dignidad personal se ponga en juego, si “ganas” o no una discusión o encuentro con tu hijo. Nadie está llevando la cuenta. Mantén la calma y el sentido del humor si es posible, y trata por todos los medios de seguir los otros principios mencionados anteriormente, cuando interacciones con tu hijo. Si te alteras, aléjate de la situación por un momento y ve a un lugar diferente para recuperar el control sobre tus sentimientos. No concluyas que eres un mal padre cuando la situación va mal o no salen como quieres. Los niños con TDAH tienen la capacidad para sacar lo peor en los padres, lo que hace que los padres se sientan terriblemente culpables por sus propios errores. Al final del día, perdona tus propios errores, y los de tu niño. No tiene sentido acumular resentimientos. Mejor reflexiona sobre por qué no salió tan bien y qué podrías hacer para mejorar eso, e intenta hacerlo mejor la próxima vez. Así podrás empezar un día fresco al día siguiente.
Con demasiada frecuencia, los padres de niños con TDAH dedican tanto tiempo y energía exclusivamente a sus hijos que se agotan. Esta actitud puede parecer heroica y altruista, pero en realidad no tiene sentido y es destructivo a largo plazo.
Si te das cuenta que no estás usando muchos de estos hábitos efectivos, no eres el único, ni eres un mal padre o una persona horrible. Todos pueden estar cansados, estresados, enojados, y esto interfiere con su capacidad para mantener estos principios en mente y actuar en consecuencia. Criar no es fácil y demanda esfuerzo y trabajo constante. Puede ser frustrante intentar nuevas estrategias y que no funcionen a la primera, lo más importante es el esfuerzo que hacen por mejorar y perseverar en ello.
FUENTE:
Autora: Fernanda Prieto es psicóloga Infanto Juvenil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con un diplomado en Psicodiagnóstico Clínico Infanto Juvenil de la misma universidad.