TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

domingo, 27 de marzo de 2011

NADA ES LO QUE PARECE. Horacio Ladrón de Guevara

Nada es lo que parece... LAS PERSONAS CON TDAH NO SON TONTAS, NI VAGAS... SÓLO SON PERSONAS DIFERENTES.



Todo muro es una puerta, dijo Emerson, y podríamos seguir.
Un libro no es un libro: es un espejo piadoso donde puedes encontrarte.
Una herida no es una herida, es una iniciación heroica que se hace con sangre.
Adán y Eva no fueron expulsados del Paraíso: huyeron enamorados, pues descubrieron que cualquier sitio donde hay dos amantes puede ser un paraíso.
Nada es lo que parece…
Un tacaño es un hombre bueno: hace por ti el trabajo sucio.
Un hombre que da consejos no da consejos: Él es su cómplice para escuchar su propia moral.
Juana de Arco no fue quemada: una idea cayó sobre su vestido y ya sabemos que una idea trae otra idea y luego… el fuego.
Las ratas no son ratas: son hombres que han delatado a alguien y ese es su castigo.
Un sapo es un rey que ha abdicado y quiere pasar desapercibido.
Las lágrimas no son lágrimas: son besos que no hemos dado y yacen muertos en nuestros ojos.
Nada es lo que parece…
Un árbol no es un árbol: es la posibilidad que tenemos para reflexionar sobre nuestros antepasados.
Una aguja no es una aguja: es la voluntad en su forma más pequeña.
Las frutas no son frutas: son el sexo de los dioses repartidos generosamente.
Un soberbio es un pobre hombre que se ha disfrazado.
El cielo y el infierno es la idea corporativa de los fanáticos de las estadísticas.
Una copa de vino es la representación dionisíaca de la amistad.
Nada es lo que parece…
Los pies descalzos son una idea de la libertad; los pies calzados son otra forma más del miedo.
Los que aman son un río hecho carne; los que odian son el agua estancada de los pueblos deshabitados.
Shakespeare, Bach, Goya no fueron artistas: es Prometeo que baja de tanto en tanto disfrazado de alguna cosa y enciende todo lo que toca
Nada es lo que parece…
Las pestes, ya sabemos, no son pestes: son el amor que no dimos y se ha podrido… y mata.
El fuego no es el fuego: es un fauno que te invita a bailar.
El aullido del lobo no es el aullido del lobo: es el misterio y la furia del amor… pero nadie lo sospecha.

HORACIO LADRÓN DE GUEVARA

viernes, 11 de marzo de 2011

CONSENSO DEL GEITDAH sobre el trastorno por déficit de atención / hiperactividad

El GEITDAH está integrado por expertos en psiquiatría infantil (algunos con doble titulación para pediatría o psicología) de toda España:
Francisco Montañés-Rada, Xavier Gastaminza-Pérez, Miguel A. Catalá, Francisco Ruiz-Sanz, Pedro M. Ruiz-Lázaro, Óscar Herreros-Rodríguez, Marta García-Giral, Juan Ortiz-Guerra, José A. Alda-Díez, Dolores Mojarro-Práxedes, Tomás Cantó-Díez, María J. Mardomingo-Sanz, Jordi Sasot-Llevadot, Montserrat Pàmias, Francisco Rey-Sánchez.
El GEITDAH, Grupo de Especial Interés en el Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH), presentó en este artículo publicado el pasado 16 de noviembre de 2010: un consenso de expertos de toda España sobre el manejo del TDAH. Se han consensuado aspectos básicos que deberían ser el punto de partida para futuros consensos locales o regionales. Es también un objetivo de este consenso disminuir la variabilidad en la asistencia que se da en nuestro país al TDAH y servir de estímulo para fines docentes. Su reducida extensión permitirá una mayor difusión, a fin de lograr todos estos fines de forma más efectiva. Las conclusiones del consenso se han articulado en torno a una introducción sobre aspectos básicos y recomendaciones para: diagnóstico, tratamiento (farmacológico y psicoterapéutico), flujo de pacientes y aspectos organizativos.
Consenso del GEITDAH sobre el TDAH
Introducción
El TDAH requiere para su diagnóstico la presencia de inatención y/o hiperactividad e impulsividad, que afecta al funcionamiento de la persona que lo sufre en varios ámbitos de su vida. Algunas personas son predominantemente hiperactivas e impulsivas, mientras que otras son predominantemente inatentas.
Algunas de las manifestaciones del TDAH están presentes también en la población normal. El nivel de afectación en la vida diaria es una de las fronteras para el diagnóstico.
Los síntomas del TDAH pueden solaparse con síntomas de otros trastornos psiquiátricos. Es necesario un diagnóstico diferencial cuidadoso.
Diagnóstico
El cribado del TDAH debe formar parte de la evaluación psicopatológica de todo paciente.
La evaluación del TDAH requiere una entrevista clínica con el paciente y, en su caso, padres/familiares/cónyuge e informes de otros observadores, como profesores, etc.
La información que se debe obtener incluye la posible existencia de problemas en el ambiente familiar, escolar, laboral y social, así como también, la evaluación de antecedentes médicos personales y familiares.
Los tests, escalas y cuestionarios son una ayuda que no sustituye a la entrevista clínica.
No se precisan pruebas complementarias (de laboratorio, neurológicas, radiológicas, etc.) cuando la historia médica personal o familiar es normal.
Las pruebas psicológicas son necesarias si se aprecia déficit cognitivo o bajos rendimientos.
Se deben evaluar posibles trastornos comórbidos (trastorno negativista desafiante, trastorno disocial, ansiedad, tics, etc.).
Antes de instaurar un tratamiento farmacológico hay que considerar:
  • Valoración cardiológica si hay antecedentes familiares o personales cardiovasculares (especialmente, disnea de esfuerzo moderada/grave, síncope de esfuerzo, muerte súbita, palpitaciones o trastornos del ritmo cardíaco).
  • Control de frecuencia cardíaca y presión arterial. Esto ha de realizarse también después de cada cambio de tratamiento y al menos cada seis meses.
  • Control de peso y talla (en percentiles ajustados para edad) cada seis meses.
  • Riesgo de abuso o de mal uso del fármaco.
  • Evaluación de la presencia de síntomas o trastornos psiquiátricos que puedan ser causados o exacerbados por los fármacos (control periódico).
Diagnóstico y flujo de pacientes
El diagnóstico y tratamiento del TDAH y sus trastornos comórbidos debe ser supervisado por un médico con experiencia en el TDAH.
Si el nivel de afectación es leve o moderado, se debe iniciar, al menos, un abordaje psicoeducativo.
Si persisten problemas tras 10 semanas, se valorará la derivación a atención especializada.
Si el grado de deterioro es grave, se debe derivar a atención especializada.
El tratamiento en atención primaria se debe realizar según los protocolos establecidos con atención especializada local.
La derivación a atención especializada desde el colegio por los equipos de orientación que han evaluado al niño, se realizará a través de atención primaria.
El tratamiento de niños menores de seis años y de pacientes que no responden en otros niveles asistenciales es un criterio de derivación a atención especializada.
Tratamiento
Debe elaborarse un plan terapéutico individualizado e interdisciplinar.
El tratamiento ha de incluir un programa completo para el paciente y su entorno, que incluya al menos colegio y padres. Este plan ha de abordar las dificultades psicológicas y educativas/ocupacionales.
El tratamiento farmacológico es la primera opción en casos graves; también se ofrece a no respondedores o a respondedores parciales a otras terapias desde los 6 años. Para tratamiento farmacológico en menores de 6 años se ha de derivar a atención especializada.
La combinación de psicoterapia basada en pruebas y psicofármacos es el tratamiento más eficaz.
La terapia que se aplique ha de estar basada en pruebas. En el momento actual, la terapia conductual o la cognitivo-conductual es la que ha mostrado mayor grado de apoyo.
El tratamiento farmacológico de primera elección es el metilfenidato.
Es de elección la atomoxetina en pacientes que no respondan a metilfenidato en dosis altas o con intolerancia en dosis moderadas, y en pacientes con tics que empeoren con metilfenidato.
Al menos una vez al año, debe evaluarse la necesidad de continuar con el tratamiento.
Aspectos organizativos
El sistema público de salud ha de proveer y garantizar los recursos necesarios para el tratamiento del TDAH tanto para niños y adolescentes como para adultos.
Asimismo, los sistemas públicos han de ofrecer programas de formación para profesores y padres que permitan un nivel básico de detección e intervención conductual en sus ámbitos de influencia.
Discusión
De la parte de diagnóstico, se descartó la recomendación de no hacer cribados en población general, dejando al contexto local la recomendación.
La afirmación de que “los tests y escalas no sustituyen a la entrevista” se completó, al explicar en otra recomendación, cuándo las pruebas psicológicas sí son necesarias.
También, se matizó la parte referente a pruebas de laboratorio o neurológicas.
Se descartó la especificación de que los médicos expertos en TDAH son los neuropediatras y psiquiatras, así como que el tratamiento farmacológico lo deben iniciar ellos, dejando abierto el tipo de tratamiento que se debe instaurar por los expertos  y no sólo circunscrito a los fármacos.
Se  ha obviado un algoritmo de derivación al especialista  (se propuso  uno similar al de la guía NICE) y, por tanto, no se especifica en qué momento o en qué gravedad o circunstancias se ha de derivar desde primaria a especializada o cómo derivar desde equipos de orientación psicoeducativa. Esto, en parte, se debe a los altos estándares de derivación que propone la Guía NICE: se deriva desde primaria pasado un tiempo de 10 semanas si no hay respuesta a intervención psicoeducativa en casos leves-moderados (en graves y menores de 6 años se deriva a especializada directamente). Un ejemplo de las objeciones planteadas fue que la intervención psicoeducativa no se puede realizar en atención primaria en nuestro país.
También se descartó por no realizable e inconveniente ofrecer, como propone la guía NICE, tratamientos grupales como forma por defecto de atención, reservando la terapia individual para casos concretos y la cognitivo-conductual para casos graves exclusivamente.
Se descartó que los fármacos que se pueden usar son sólo los aprobados por las agencias del medicamento estadounidense (FDA) o europea (EMEA), por obvio, y datos del tamaño de efecto de diversos fármacos. Se descartó la creación de la figura del tutor de caso, pero se añadió la necesidad de tratar al ambiente del niño.
En general, la discusión descartó aquello en lo que el grupo de trabajo consideró que faltaba suficiente evidencia científica y se eligió, de las diferentes opciones, aquéllas con mayor evidencia científica.
Esperamos que esta guía sencilla pueda homogeneizar, en unos estándares mínimos, la atención a los pacientes con TDAH, y puede ser modificada localmente según las necesidades. Se prevé revisarla cada dos años o ante la aparición de nuevas evidencias que justifiquen su modificación.
Para leer el artículo completo:
http://www.neurologia.com/pdf/Web/5110/be100633.pdf

miércoles, 2 de marzo de 2011

Por favor, distraígame: estoy intentando pensar

The Wall Street Journal. Digital Network. Por Jonah Lehrer
Vivimos en un mundo que adora la atención. Cuando necesitamos trabajar, nos obligamos a concentrarnos, a clavar la mirada en el ordenador que tenemos delante. Tomamos mucho café —la cafeína nos ayuda a concentrarnos— y, cuando el café no alcanza, recurrimos al Red Bull.
De hecho, la capacidad de prestar atención se califica como una destreza tan esencial en la vida que cuando se carece de ella se considera un problema médico. Por ejemplo, en Estados Unidos, casi el 10% de los niños ahora son diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
En los últimos años, sin embargo, los científicos han comenzado a destacar los sorprendentes beneficios de no prestar atención. A veces, demasiada concentración puede ser contraproducente; toda esa cafeína puede resultar un obstáculo. Por ejemplo, los investigadores han descubierto una relación sorprendente entre soñar despierto y la creatividad; la gente que sueña despierta también es mejor para generar nuevas ideas. Otros estudios han descubierto que los empleados son más productivos cuando se les permite "navegar en Internet" y que las personas que no logran concentrarse debido a daños cerebrales severos, de hecho, consiguen calificaciones por encima del promedio en distintas tareas de resolución de problemas.
Un nuevo estudio encabezado por investigadores de la Universidad de Memphis y la Universidad de Michigan extiende este tema. Los científicos midieron el éxito de 60 estudiantes en varios campos, desde artes visuales a ciencia. Les preguntaron a los alumnos si alguna vez habían ganado un premio en una feria de arte o si habían recibido un premio en una feria de ciencias. En cada campo, los estudiantes a los que les habían diagnosticado trastorno por déficit de atención consiguieron mejores resultados: su incapacidad de concentrarse resultó ser una ventaja creativa.
Y esta lección no sólo se aplica a personas con un desorden de atención. Hace unos años, científicos de las universidades de Toronto y Harvard realizaron una breve prueba mental a 86 estudiantes de Harvard. La prueba estaba diseñada para medir su capacidad de ignorar estímulos irrelevantes, como el ruido del aire acondicionado o una conversación cercana. Esta capacidad suele considerarse un componente esencial de la productividad, ya que logra que la gente no se distraiga con información superflua. Aquí es donde se ponen interesantes los datos: los estudiantes que tuvieron más dificultades para ignorar las distracciones, también tuvieron siete veces más probabilidades de ser calificados de "eminencias creativas" según sus logros previos. (La asociación fue especialmente sólida entre estudiantes propensos a distraerse que tenían altos coeficientes intelectuales).
Según los científicos, la incapacidad de concentrarse ayuda a asegurar una mezcla más rica de pensamientos en el conocimiento. Debido a que estas personas tenían problemas para filtrar el mundo, terminaron dejando que todo estímulo entrara en su cabeza. No podían evitar tener una mentalidad abierta.
Este tipo de lapsus de atención resulta ser una capacidad creativa crucial. Cuando nos enfrentamos con un problema difícil, la solución más obvia —esa primera idea en la que nos concentramos— probablemente no es la correcta. En ese tipo de situaciones, suele ayudar considerar posibilidades improbables para afrontar la tarea desde una perspectiva no convencional. Y por eso, la distracción ayuda: es más probable que la gente que no puede concentrarse considere información que podría parecer irrelevante al principio pero que, luego, inspirará un descubrimiento. Cuando no sabemos dónde buscar, debemos buscar en todos lados.
Esto no significa, por supuesto, que la atención o la capacidad de concentrarse no sea una destreza mental importante o que los trastornos de atención no sean un problema serio. Claramente, tener dificultad en el aula no tiene ventajas, como tampoco las tiene no poder seguir instrucciones.
Vale la pena señalar que todos estos estudios involucran a estudiantes universitarios, lo cual no nos dice nada sobre los niños con TDAH que no logran graduarse en Secundaria. La distracción podría ser un lujo cognoscitivo que no todos pueden darse.
Sin embargo, esta nueva investigación demuestra que, para un cierto segmento de la población, distraerse, de hecho, puede ser positivo. Aunque pensamos que más atención puede resolver todo —que la mejor estrategia es siempre la concentración estricta alimentada por cafés dobles— no es así. A veces, lo más productivo que podemos hacer es navegar por Internet y pegar la oreja en la conversación del vecino.
Fuente: