TDAH = Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

jueves, 10 de noviembre de 2011

TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA (II)

LA TÉCNICA DEL TIEMPO FUERA
Ante episodios de lloros, rabietas o travesuras más subidas de tono (por ejemplo, cuando se produce el descontrol), puede utilizarse la técnica de "tiempo fuera", en el que el niño se le retira físicamente del espacio actual para trasladarlo a su habitación u otro lugar, por un breve espacio de tiempo. También pueden ser los padres los que se retiran del lugar donde esté el niño.
Orientaciones
1- El sitio al que lo retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo.
2- Debemos trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el momento que ha llegado a un punto insostenible (por ejemplo, discusión entre hermanos que llega a un punto de descontrol).
3- No discuta con el niño, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos como: "Eres muy malo y te voy a castigar" o "Me tienes harta, no tienes remedio... " Debe explicarle, con un tono calmado pero seguro e imperativo, el motivo de su retirada. Para ello, dígaselo concretando su queja "Como has pegado a tu hermano no vas a poder jugar con él". Haga caso omiso de sus protestas o promesas. Recuerde que debe mostrarse enfadada pero no fuera de control. La idea es lanzarle un mensaje muy claro de que ha hecho algo mal y que estamos disgustados con él.
4- No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace adviértale de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato en esta situación.
5- El tiempo de aislamiento, normalmente, se calcula en base a un minuto por año del niño con un máximo de 20 minutos. Sin embargo, esto debe ser valorado por los padres. No se aconsejan tiempos más largos, ya que pueden producir la conducta contraria a la que queremos eliminar.
6- Si cuando lo vamos a buscar vuelve a producirse la conducta inadecuada, hay que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin efectuarlas. Manténgase firme en la decisión. Si pasa la prueba es muy posible que los episodios remitan; si cede, con toda probabilidad aumentarán .
7- En el caso de que haya provocado desperfectos en el interior del habitáculo (ha desordenado o roto alguna cosa) deberá reponerlo o corregirlo con alguna acción antes de salir.
8- Debemos tener cuidado que esta retirada física no comporte algún tipo de beneficio indirecto al niño. Por ejemplo, si el niño consigue dejar de estudiar o evitar comer algo que no le gusta, lo que haríamos es reforzar la conducta inadecuada.
Recuerde que, de manera inmediata a la aparición de las conductas deseadas en el niño, debemos prestarle momentos de atención, (refuerzo verbal y físico: halagos, abrazos, manifestación de alegría, entrega de algún premio, etc.)
ECONOMÍA DE FICHAS. COSTE DE LA RESPUESTA
La técnica de "economía de fichas" suele funcionar muy bien para regular los refuerzos que recibe el niño. Para obtener un premio (juguete, tiempo extra con los videojuegos, excursión, etc.) deberá efectuar una serie de conductas deseadas (o dejar de hacer otras) que deben concretarse (portarse bien, obedecer, estudiar, ordenar sus cosas, etc.).
Tras efectuar esta conducta se le dará inmediatamente un reforzador (puntos, fichas...) que el niño ira recogiendo hasta llegar a una determinada cantidad, momento en el que se le entregará el premio final. También se pueden pactar pequeños premios inmediatos para ciertas conductas deseadas al tiempo que se acumulan puntos para el premio mayor (refuerzo demorado). Lo importante es conseguir que el niño se dé cuenta que obtiene mayores beneficios y privilegios actuando de forma correcta.
1.- Dichos premios deben estar pactados de antemano, ser claros y atractivos para el niño. Busque realmente cosas que le gusten. Igualmente, debe establecer claramente por adelantado, las conductas deseadas que debe cumplir y el valor de las fichas o de los puntos.
2.- Asegúrese de que, al principio, puede ganarlos más fácilmente, para motivarle. La entrega de estos premios debe ir acompañada de un halago sincero "estoy muy contento", "lo haces muy bien...." y, evidentemente, nunca deben ir acompañados de verbalizaciones negativas del tipo "a ver cuánto dura..."
3.- Cuanto más pequeño sea el niño o más inquieto, más cortos deben ser los períodos en los que se evalúa la conducta (no funcionará prometerle algo si aprueba el curso dentro de tres meses), es decir, la consecución de los premios debe producirse en un espacio de tiempo cercano y alcanzable, para que no desista. En el caso de niños con TDAH, tenga en cuenta que hay especial dificultad para posponer las cosas y necesitan recompensas inmediatas. En estos casos, si se entrega una ficha como reforzador, ésta podrá ser intercambiada (al menos al principio) inmediatamente por algún objeto de su deseo (pequeño juguete, golosinas, etc.).
4.- Es importante que se cree una lista o cartel donde se puedan visualizar el estado de los puntos obtenidos y los que le faltan para llegar al premio, cuando éste se demora según el plan establecido. En caso de la aparición de mala conducta puede también utilizarse la retirada de alguno de los puntos (coste de la respuesta).
 5.- Sea constante en la aplicación de esta técnica y no se deje llevar por la frustración al primer contratiempo. Se necesita tiempo para cambiar hábitos mal adquiridos y no hay soluciones mágicas al respecto.
 6.- Recuerde que cuando dé instrucciones a su hijo, debe hacerlo de forma clara y concreta, sin contradicciones y de forma que sean comprensibles para su edad. Procure no hacerlo acompañado de contacto físico instigador (la utilización de la instigación ha demostrado ser un gran potenciador del incumplimiento).
No se trata de que el niño aprenda a funcionar siempre a base de premios sino de darle, al principio, motivos para iniciar un cambio en sus conductas. En el futuro, las conductas adecuadas se mantendrán, no por los premios, sino por lo que llamamos "reforzadores naturales". Por ejemplo, un niño que empieza a modificar su conducta impulsiva para obtener ciertos premios (reforzadores artificiales), es probable que también consiga que sus compañeros lo acepten mejor en los juegos y este hecho se convertirá también en un premio deseable para el niño (reforzador natural) y que, por tanto, ayudará a mantener dicha conducta.
FUENTE:

2 comentarios:

  1. estoy realmente agradecida con la información encontrada aqui¡ es de mucha ayuda.

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  2. Muchas gracias Isabel Cristina, A los adultos también nos ayudan estos refuerzos positivos.
    Esta es la meta de este blog: que los padres y docentes puedan encontrar la información que necesitan.
    Un abrazo

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